lunes, 1 de noviembre de 2010

Rimara y el Corpus Maleficarum

Ciento de proyectiles de Mini UZI vinieron hacia mi. No podía creer que personas tan religiosas tuvieran armamento tan potente.

-Esto no era parte del plan.- Pensé

Era cierto, el plan era simple: Entrar al CSL, tomar el Corpus Maleficarum y largarnos de ahí, pero como siempre, nunca puedo evitar un combate, así no quiera pelear.

-Primero Degónius y luego esto ¿Llegare a tener una noche tranquila y calmada?- Seguía pensando.
Pero mis pensamientos se vieron interrumpidos por un pequeño artefacto que cayo al lado mío.
Ese pequeño artefacto no era nada menos que una granada tipo piña.

-Pero que caraj…

No pude terminar la frase, la granada exploto, destruyendo la columna en donde me estaba cubriendo de las balas. La explosión genero una gran nube de polvo y sedimentos.

-El intruso fue destruido-Dijo uno de los guardias.
-¿¡Que!?-Milagros no lo podía creer
-Srta. Grace, no se preocupe, lo que haya sido ya esta muerto.
-Eso es lo que me temo…-Susurro Milagros
-¿Dijo algo Srta.?
-No, nada

El polvo estaba disipándose, ya se podía ver los estragos que la granada había dejado, la columna quedo destruida y el cuarto cerca a la columna ya no era habitable.
-Bien… ¿Ya se divirtieron? Ahora es mi turno
Los guardias de la SL no lo podían creen. Habían usado una granada tipo piña contra alguien y este seguía vivo.
-¡¿Cómo es posible que siga vivo después de eso?! ¡El no es humano…!-Grito un guardia aterrorizado con lo que acababa de presenciar.
-¿Humano?, no…Deje de serlo hace mucho, mucho tiempo.-Dije mostrando mis ojos rojos y colmillos.
-¡Es un vampiro! ¡Un vampiro esta en el cuartel!

Los guardias se tornaron pálidos, su peor miedo se había hecho realidad. Un vampiro, un ser no-muerto, el peor enemigo de la Sociedad de Leopoldo estaba frente a sus ojos, y aunque ellos estaban preparados para enfrentarse a cualquier “demonio” que se cruzara en su camino, el terror que generaba un vampiro estando enojado era más fuerza que cualquier fobia en el mundo, era ver a la muerte furiosa.

-Srta. Grace, quizá esta noche no sea tan improductiva como pensó-Le dijo uno de los guardias a Milagros.
-Esperen, hay algo que aun no les he contado, el viene conmigo.
-¿Qué?... ¡¿Qué?!
-No es malo, viene a ayudar
-¡Eso es traición!
-¡Queremos atrapar a Lucita, la vampira que asesino a mis padres! ¡El puede ayudar!
-Un vampiro nunca ayuda a los mortales, solo piensan en si mismos.
-No todos son así, el es distinto.
-¡Srta. Grace, reaccione por favor! Una de su especia mato a sus padres ¿Cómo es posible que se haya aliado con un vampiro?
-Es por que ella también es una.
La voz provino del primer piso. Una figura alta apareció en la entrada del patio del CSL. Pude captar una gran energía que provenía de esa persona, para ser humano, era muy fuerte y muy peligroso también.

-¡Padre Rimara, que bueno que volvió, un vampiro esta atacándonos y la Srta. Grace dice que es un aliado!–Dijo uno de los guardias completamente alterado
El sujeto al que llamaron padre Rimara era alto, de cabello negro ondulado, ojos negros y piel trigueña. Usaba unos lentes simples y su atuendo era negro como el de los sacerdotes, a simple vista era un mortal común y corriente.
El padre Rimara miro hacia arriba donde se encontraba el problema, miro a sus guardias, a Milagros y por ultimo me miro a mi.
-¿Estas seguro que solo hay un vampiro aquí? Por que yo veo dos.

Sus palabras sorprendieron a todos, incluyéndome.

-¿Dos? Pero Padre, solo hay un vampiro.
-Te equivocas, hay un vampiro…y una vampira.

Los guardias voltearon a ver a Milagros.

-Milagros estaba sorprendida al ver al padre Rimara y que este haya podido adivinar con solo verla a metros de distancia que ella ya no era humana.

-Dime Milagros ¿Acaso vendiste tu alma al diablo solo para poder saciar tu sed de venganza?
-Padre Rimara, yo…

Milagros se quedo sin palabras, el padre Rimara había sido como un padre para Milagros y por más que el padre no mostrara disgusto en su rostro ella sabia que se sentía muy decepcionado.

-Y tu debes ser el vampiro que la convirtió-Dijo el padre mirándome fijamente.
-Si, fui yo. Pero si no la hubiera convertido ella estaría muerta.
-¿Y ahora ella no lo esta? La convertiste en una vampira, una no-muerta. Eso es peor.
-Peor seria morir sin cumplir su objetivo.
-¿Así que aun quieres vengar a tus padres Milagros?
-Si, y es por eso que hemos venido padre, necesito el Corpus Maleficarum para saber de Lucita y poder hacer justicia- Dijo Milagros.
-Lo siento, pero esa es información confidencial.
-Pero padre…
-Esta bien Milagros, se como puedo convencerlo
-Si tratas de usar un truco mental como Dominación pierdes tu tiempo, soy uno de los pocos humanos que resiste tal cosa.
-¿Dominación? No, los de su tipo se manejan de otra forma. ¿Cuánto quiere por la información?
-¿Qué?
-Lo que oyó. ¿Cuánto quiere?
-¡Vaynard, ya detente!-Me grito Milagros
-¿Por qué piensas que quiero dinero por esa información?
-Un convento que sirve como fachada a un cuartel, sacerdotes armados hasta los dientes con ametralladoras y granadas, cenas pagadas por embajada del vaticano…por favor, el dinero es lo que mueve esta ridícula organización.

Rimara se quedo en silencio al igual que todos los guardias.

-Guardias, váyanse de aquí. Es una orden.
-Pero padre Rimara…
-¡Es una orden!

Los guardias se retiraron de inmediato. Solo quedamos Milagros y yo con el padre Rimara

-¿Milagros te acaba de llamar Vaynard?
-Si, ese es mi nombre.
-O sea, su presa se convirtió en su compañero…que interesante. Me dices que quieres el Corpus Maleficarum para tener información de Lucita ¿No?
-Si, así es.
-Bien, te lo daré con una condición.
-¿Condición?
-Si, la condición es la siguiente. Muéstrame que tan fuerte es un vampiro renacido como tu, mientras que Milagros busca el Corpus Maleficarum, si ella lo encuentra antes de que yo acabe contigo pues ambos se pueden ir. Milagros nunca ha visto el libro, así que eso es una ventaja para mí, un simple mortal.
-Entiendo….

Mire a Milagros, ella estaba preocupada.

-¿Ahora si me puedo defender no?
-Eh…Si.

Volví a mirar al padre Rimara.

-Bien, intente matarme si puede padre Rimara.



Vaynard

jueves, 21 de octubre de 2010

Disculpas totales

A todos los lectores y lectoras de este blog, el siguiente post saldrá para el 31 de octubre de este año y anuncio que la primera temporada del blog culminara en el mes de diciembre. Siento no haber escrito durante un mes, pero ya estoy de vuelta.

Gracias y cuidado por las noches


Vaynard

domingo, 1 de agosto de 2010

Infiltración en el CSL (Cuartel de la Sociedad de Leopoldo)

-¿Cómo es posible que coquetees con alguien y no sepas lo básico que es bailar?
-¿Con quien coqueteaba?
-Conmigo
-Si, claro
-¿Acaso no soy lo suficientemente atractiva para tus gustos vampiricos?
-No he dicho que no lo seas, pero el “coqueteo” como tu lo dices no era mas que una habilidad vampírica llamada atracción, eso es todo. No creas que se me cae la baba por ti.
-Ni tu creas que a mi se me cae la baba por un vampiro creído y sin gracia para el baile como tu.
-Si claro, pero fue fácil sacarte el número telefónico.
-El alcohol te puede jugar malas pasadas, y ese día todos bebimos alcohol.
-No todos. Shogo, Beckett y yo estábamos bebiendo sangre.
-Ustedes si que son de lo peor, por eso siempre me dijeron que no confiara en los Vástagos…todos son muy manipuladores.
-¿Esas palabras te las dijeron en tu escuelita para cazar vampiros?
-No te metas con la Sociedad de Leopoldo. Solo estoy ayudando por que se que ellos tienen archivos secretos acerca de Lucita. En otro caso te hubiera negado mi ayuda.
-Esta bien, lo siento, no debí faltar el respeto a tu secta.
-¡Que no es una secta! Ellos son como una familia para mi, la familia que perdí a manos de una asesina de tu especie…
-De nuestra especie, querrás decir…
-¡Ya lo se! No tienes que andar repitiéndome eso a cada rato.

El carácter de Milagros es muy similar al mío. Ambos somos competitivos, burlones y no nos gusta perder. Así que, normalmente, parábamos discutiendo. Muchas veces pensé si esas discusiones me llevarían a tener con ella una relación como la de Shogo y Stephanie, pero, siempre que pensaba en eso, me imaginaba a mis dos amigos gritándome a la vez “¡No tenemos ninguna relación amorosa!”, así que preferí dejar de pensar en ese tema.

Estábamos en Surco, en la Avenida Benavides. Es un lugar muy transitado y con muchos locales comerciales, nada bueno seria si nuestra pequeña aventura de espías se complicara y de un momento a otro esa zona se volviera una zona guerra. Según lo que Milagros me había comentado la Sociedad de Leopoldo (SL) es una organización con muy buenos ingresos, a pesar de tener una fachada de sociedad benéfica sin fines de lucro, el Vaticano aprovisiona a la SL de dinero y armamento para sus misiones “en nombre de Dios”. Siempre pensé que el organismo que el Papa dirige era corrupto, pero no pensé que podía sobrepasar límites como este.
Si la SL nos ve como una amenaza ellos atacaran, sin importar la cantidad de vidas inocentes que puedan cegar en sus “acciones de purificación”

-Dime Milagros ¿Existe alguna forma de infiltrarnos sin que se den cuenta de nuestra presencia?
-En realidad no.
-Me lo imagine- Pensé
-Pero, hay una forma de llegar al centro de la instalación, una vez adentro no te aseguro que salgas con vida.
-Si ellos atacan yo responderé.
-Prometiste que no les haría daño
-Pero no voy a dejar que me lastimen tampoco. Además tú también eres una vampira, estoy más que seguro que ellos olvidaran la amistad que sienten por ti y trataran de acabar contigo.
-No lo creo…no los conoces, ellos son…
-Ellos son humanos, la traición esta en sus genes.
-Ustedes los Vástagos son aun más traidores.
-¿En serio? ¿Te haz puesto a pensar el por que somos “mas que…” los humanos?

Milagros quedo en silencio.

-Es fácil para la SL criticar a los vampiros. “Ellos son mas crueles, más mentirosos, mas traidores”, pero lo que ellos no saben es que nuestro comportamiento tal y como era en nuestra vida mortal sigue siendo el mismo o un poco más marcado en nuestra no-vida. Es decir, si alguien siente pasión por el arte cuando es mortal, su pasión será mayor en su no-vida. Simplemente somos una amplificación del comportamiento humano, que te quede bien claro eso.

-Bueno, olvidemos eso-Dije para cortar el hielo –Cual es la forma de llegar hasta el CSL
-Es por las alcantarillas, esa es la forma, la única forma.


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La terraza con vista nocturna al centro financiero de un bar en San Isidro era el lugar perfecto para que Shogo y Stephanie conversaran un poco acerca de los diversos problemas que habían afrontado sin estar preocupados por algún ataque de otro vampiro demente como Degónius. Disfrutar de la vida al máximo era algo que tanto Stephanie y Shogo estaban acostumbrados en su vida mortal y no cambiaron mucho sus hábitos al ser convertidos en vampiros.
Ambos habían pedido un plato de papas fritas y un ron con coca-cola. Aunque no fueran a consumirlo, eso haría que los mozos se olviden de ellos por varios minutos.

-¿Cómo estarán a esos dos?
-Espero que bien, Beckett me contó algunas cosas que la SL que el simple hecho de recordarlo me aterra.
-No creo que sean tan despiadados.-Dijo Shogo haciendo la fínta de llevarse una papa a la boca
-Ya deja de hacer eso
-¿Hacer que?
-El actuar como si estuvieras comiendo
-Querida, la actuación es algo básico en nosotros los Vástagos. Que cosas como esta no te molesten, por favor, continua tu relato.
-Ellos son los inquisidores, los que hacen el trabajo sucio para la iglesia desde hace más de cuatrocientos años. Su objetivo principal es acabar con todos los demonios que habitan la tierra.
-Pero nosotros no somos demonios
-Para ellos si lo somos. Cualquier cosa que no sea normal es un acto demoniaco para ellos.
-Pero Stephanie, ellos tampoco son normales, es decir, ellos luchan de igual a igual contra vampiros y ya más de una vez han salido victoriosos. ¿Eso de por si ya no es fuera de lo común?
-Ellos son entrenados de una manera especial. Milagros me contó un poco de lo que fue su entrenamiento, un simple titulo de cazavampiros no describe toda la habilidad de la señorita Grace.
-¿Qué quieres decir?
-Shogo, ella es capaz de enfrentarse a un Assamita cuerpo a cuerpo, claro que no estoy segura quien vencería, pero yo no subestimaría a Milagros Grace, y mucho menos ahora que es una vampira.
-Estoy seguro que ellos conseguirán las pistas que desean, después de todo estamos hablando de Vaynard.
-¿Haz notado que Vaynard y Milagros se parecen?
-¿Qué?
-Si, ambos tienen un carácter parecido, e incluso ahora el objetivo de cada uno es encontrar a los vampiros que cambiaron drásticamente la vida de ambos.
-Yo opino que es casualidad.

Stephanie río y miro su vaso de ron con coca-cola

-Mi querido Shogo, en este mundo de manipuladores nada pasa por casualidad, recuerda bien eso.

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-Bien, con infiltración yo me imaginaba ingresar al CSL sigilosamente como un Ninja…no como una rata.
-Deja de quejarte, además esta es la única entrada.
-Bueno, si tú lo dices…

Milagros y yo habíamos bajado cinco metros bajo tierra y estábamos en el alcantarillado. El lugar era asqueroso, el olor a putrefacción estaba en cada esquina del lugar y sus pequeños habitantes nos daban la bienvenida con un chillido estremecedor.

-Odio las ratas.
-¿Eso es odio o miedo?
-Es odio ¿Por qué debería temerle a animales que miden menos de cincuenta centímetros?
-Es una simple pregunta. No tienes por que molestarte. Además varios hombres le temen a las ratas.
-¡Que lo mío no es miedo! Es simplemente que no estoy acostumbrado a las alcantarillas.

El camino hacia la puerta que daba cuarto de desagüe del CSL estaba poco iluminado, y al parecer hacia ya mucho tiempo que alguien no daba mantenimiento en esa zona.

-Si seguimos de frente daremos con una puerta roja. Esa es la puerta que conecta el cuarto de desagüe con unos escalones que da al patio principal del CSL.
-¿Patio principal? Que ostentosos.
-En realidad el CSL es un convento. Nadie sospecharía de un grupo fuertemente armado dentro de un convento.
-Tiene lógica, pero una vez adentro ¿A dónde tendremos que ir? Si el lugar es un convento debe ser grande y con varias habitaciones, no tardaran mucho en darse cuenta que hay intrusos en su área.
-Tenemos que ir a la biblioteca del segundo piso. Es una biblioteca especial y siempre para resguardada por cuatro sujetos armados. Solo unos cuantos miembros pueden ingresar a dicha biblioteca.
-Biblioteca del segundo piso, listo. ¿Y que vamos a buscar?

Los ojos marrones de Milagros se tornaron amarillos. La emoción invadía su cuerpo y eso se reflejó en sus ojos.

-El Corpus Maleficarum, ese es el documento que debemos buscar.
-¿Corpus Maleficarum? ¿Y que es eso?
-La SL archiva toda su investigación y actividades. Ya sean rumores, datos o alguna información verídica, ellos lo archivan y lo estudian. Es una colección enorme de apariciones demoníacas, exorcismos, brujas y vampiros. Cada CSL tiene un Corpus Maleficarum ya que dicha información debe ser estudiada por todos los miembros del alto consejo de la SL, y no todos se encuentran en un solo país.
-Así que tu plan era conseguir ese archivo.
-Es mejor que secuestrar a uno de los miembros y obligarlo a confesar ¿No crees?
-Vas de defenderlos a como de lugar ¿Cierto?
-Ya te lo explique, ellos son mi familia. Además…
-¿Además que?
-Además yo nunca he visto el Corpus Maleficarum, cualquier información de Lucita estará en ese archivo, estoy segura.

Llegamos al final del pasillo el cual daba con una puerta metálica de color rojo que estaba en proceso de oxidación.

-Bien, aquí es.
-Vaya, ya era hora. Acabando esto tomare una ducha.

La puerta estaba cerrada, pero eso no fue inconveniente para Milagros. Siendo una cazadora de élite de la SL abrir puertas con llave era una habilidad muy bien desarrollada por ella, casi un juego.

Entramos por la puerta y subimos por un escalón de piedra que daba hacia un pequeño sagrario ubicado en el patio principal del convento.

-Hay una escalera que dirige al segundo piso. No estoy segura de la cantidad de guardias en esa planta.
-Eso déjamelo a mi.

Mire hacia el segundo piso.

-Auspex…-susurre.

Mis ojos se tornaron rojos y mi visión se volvió cien veces mejor que la de un águila.

-Hay dos guardias al empezar el segundo piso, cinco caminando por todo la planta y los cuatro que mencionaste cerca un portón de madera. Hay un total de once sujetos y todos bien armados ¿Segura que son religiosos? Parecen militares de la franja de Gaza.
-¿Cómo has podido…?-Milagros estaba anonadada.
-Auspex, una habilidad vampírica muy útil. Luego hablaremos de eso. Ya te dije la posición del enemigo, ahora dime como planeas ingresar sin ser vista.
-Lo primero será reducir a los dos guardias de la entrada. El resto será fácil.
-Ingresar por la puerta principal no es una buena opción.
-¿Tienes otra idea?
-Somos vampiros, el elemento sorpresa es nuestra especialidad. Eso te enseñaron en tu escue…en la SL ¿No?
-Si, pero ¿Cuál es el elemento sorpresa?
-Tu
-¿Qué? ¿Yo?
-Si, tu. Ellos no esperan que tú estés aquí. Eso los distraerá el tiempo suficiente para que yo pueda atacar.
-No pensaras matarlos ¿O si?
-Ya te dije que no, solo los dejare inconcientes.
-OK. Empecemos.

Milagros subió por las escaleras hacia la entrada principal del segundo piso, mientras que yo, de un salto, llegue hacia una ventana de una habitación de dicha planta.

Entre a la habitación, las luces estaban apagadas pero eso no me molestaba. La habitación era pequeña, solo tenia una cama, un velador, un ropero pequeño, un pequeñísimo cuarto de baño y un espejo. Las paredes de la habitación estaban decoradas con cuadros religiosos de santos y mártires católicos y en la cabecera de la cama había una cruz.

-Típico cuarto de sacerdote- Pensé.

Salí silenciosamente de la habitación y me escondí detrás de una columna, esperando que Milagros subiera para empezar mí ataque.

-Hola chicos, que noche mas calmada ¿No?
-Srta. Grace, se supone que usted no debería estar aquí. –Uno de los guardias impidió que Milagros se le acercara más.
-Tranquilos, es que estoy muy aburrida, en esta ciudad gris no hay vampiros que cazar.
-Srta. Grace, entiendo que no haya tenido éxito en su búsqueda de vampiros, pero usted sabe que esta prohibido a los cazadores élite subir a este nivel. Aquí solo pueden subir los maestros y el Padre Rimara.
-¿Padre Rimara? ¿Esta aquí?
-Si, y ya sabe como es el, no le gusta que desobedezcan ordenes. Usted lo conoce mejor que nadie señorita.

Me acerque silenciosamente a uno de los guardias. Me sitúe detrás de el y de un golpe en la nuca lo deje inconciente.

-Uno menos, quedan diez.

Milagros seguía conversando con el guardia de la entrada del segundo piso.

-Estoy segura que el Padre Rimara no se molestaría conmigo. El me cuido y me entreno después de la muerte de mis padres, el es como un padre para mi.
-Entonces debería esperar a que el padre llegue. Si el autoriza su entrada entonces no habrá ningún problema.
-¿Va a venir?
-Si, en cualquier momento. Acaba de terminar una reunión con otros miembros en la embajada del Vaticano. Pronto vendrá aquí.

Me acerque a otro guardia. Usando la misma estrategia me situé en su espalda y un rápido movimiento de mi mano golpeo su cuello desmayándolo en el instante. Sin embargo al caer el cuerpo del guardia su presiono el gatillo del arma.

El ruido del disparo llamo la atención de los ocho guardias restantes.

-¡Intruso!-Uno de los guardias que estaba más cerca a mi saco una ametralladora Mini UZI que estaba oculta en algún bolsillo de su larga y oscura sotana de sacerdote.

Apunto directamente a mi cabeza y empezó a disparar. Una ráfaga de balas vinieron hacia mi a una velocidad increíble, pero yo era mas veloz. Así que corrí a cubrirme detrás de la columna donde hace poco estaba oculto.

Los demás guardias también desenfundaron sus armas, todos tenían Mini UZIs.

La batalla en el CLS había empezado.



Vaynard.


sábado, 31 de julio de 2010

El plan antes del baile

-¡¿Qué hace ella aquí?! ¡¿Qué esta pasando?!-Shogo estaba alterado y confundido.
-Vaynard ¿Ella no es la chica cazadora?-Me pregunto Stephanie.
-Si, lo es…pero paso algo…
-¿Qué cosa? Cuéntanos.
-Será mejor que pasen.-Les dije a Shogo y a Stephanie.

Una vez adentro, Stephanie empezó el interrogatorio.

-¿Y bien? ¿Qué paso?
-Pues, ayer nos topamos con Degónius y su mascota Sully.
-OK. Que mas paso, continúa.
-De ahí Degónius intento matar a Milagros usando su técnica de Taumaturgia, pero la defendí usando el Protean que Beckett me enseño. Y Karl trato de matar al Blautsauger usando su Protean elemental pero…
-¿Karl? ¿Y que rayos hacia Karl con ustedes?-Me pregunto Shogo.
-Pues la verdad yo estaba en el Taita tranquilo y Karl me encontró.
-Entiendo lo de Karl-Dijo Stephanie-Después de todo aun quiere la revancha por lo que paso en el Rebel Blood. Lo que no entiendo es ¿Por qué la humana estaba con ustedes?
-Pues…yo…
-No me digas que tenían una cita.
-Pues algo así-Le respondí a Stephanie.

Stephanie bajo su cabeza y empezó a moverla de una lado a otro como desaprobando mi respuesta.

-Vaynard, pero tú no eres así, es decir, puedo aceptar que el odioso de Shogo tenga esa costumbre ¿Pero tú?
-¡Oye!-Interrumpió Shogo- ¿De que costumbre hablas?
-No te hagas el inocente, sabes bien de que costumbre hablo.
-Si te refieres a la costumbre de jugar poker, ya te dije que lo estoy dejando de a pocos.
-No me refiero a eso, me refiero a la costumbre de salir con una y luego otra y luego otra humana en menos de una noche.
-¡Ah! Esa costumbre…pero Vaynard no hace eso.
-Pero esta en camino. A pasado unos cuantos días desde que su relación con María termino y ahora esta buscando otra humana. Se le pego tus malos hábitos.
-¿Y por que seria malo? El chico quiere rehacer su vida, además la humana no es fea en absoluto.
-¡Hombre tenias que ser!-Le grito Stephanie a Shogo.
-Oigan, al parecer ustedes no han notado algo-Les dije a los dos vampiros señalando con mi pulgar a Milagros.

Shogo la observo de pies a cabeza.
-Es verdad, hay algo raro en esa humana, pero no se que es-Dijo Shogo mientras examinaba a Milagros.
-Será que…ya no es humana.-Le dije a Shogo.

Stephanie y Shogo me miraron atónitos.

-¿Cómo que no es humana? ¿Qué le paso?-Me pregunto Stephanie.
-Pues…-Milagros se dirigió a Stephanie- Paso un accidente en el encuentro con ese vampiro al que llaman Degónius. El Blautsauger uso una habilidad que nos agarro por sorpresa y…
-No me digas que…no me digas que Vaynard te convirtió en vampira.-Le dijo Stephanie a Milagros.
-Si. Lo hizo para salvarme de una muerte segura.

Shogo y Stephanie se miraron desconcertados.

-Espere, espera… ¿Vaynard convirtió a un mortal en un vástago?-Le pregunto Shogo a Milagros.
-Si, lo hizo ¿Por?
-Es que…supuestamente, Vaynard no quería convertir a ningún humano en vampiro. Ni siquiera convirtió a María, es por eso que…
-¿María? ¿Quién es ella?

La sala se mantuvo en silencio ante la pregunta de Milagros.

-María era la novia de Vaynard, ella deseaba ser una de nosotros, ser inmortal, ser una más del grupo. Aunque Vaynard trato siempre de incluirla en nuestros planes, para ella eso no fue suficiente.- Sthepanie le dio una breve explicación a Milagros.
-¿Y que paso con ella?-Milagros me pregunto.
-Ella…se fue.-Le respondí.
-¿Se fue solo por que no la querías convertir en vampira?-Pregunto extrañada Milagros-Eso es estúpido.
-Es lo mismo que le dije a Vaynard-Interrumpió Shogo-Pero al parecer el estaba deprimido por eso.
-¡No estaba deprimido!-Le grite.
-Ustedes, los vampiros ¿Se deprimen?-Pregunto Milagros.
-Claro, no somos tan diferentes de los humanos. Además, tu ya eres una de nosotros ¿Verdad?-Le pregunto Sthepanie.
-Vaynard ¿Ella también es una renacida?-Me pregunto Shogo
-Si, lo es.

Shogo se acerco a Milagros.

-Bien, en ese caso ya no te guardo rencor. Ahora que eres una de nosotros ya no hay motivo para matarnos ¿Verdad?-Dijo Shogo entre risas.
-Te equivocas-Le dije a Shogo, haciendo que Milagros me mirara asombrada.
-¿Por qué?
-Le prometí a Milagros que encontraría una cura para el vampirismo y, una vez ella haya vengado a sus padres y vuelva a ser humana, seguirá con su objetivo que es acabar con todos los vampiros.
-Oye ¿Pero tu estas loco?-Me dijo Shogo- ¿Cómo se te ocurre prometerle eso? Aun si hubiera cura para el vampirismo ¿Vas a dejar que ella nos mate? ¿Así por así?
-Yo la convertí en lo que ella juro destruir. Me parece un acuerdo justo.
-¡¿Justo?!-Grito Shogo-Vaynard, ella es una cazavampiros, y no cualquier cazavampiros, sino una cazavampiros de elite de la Sociedad de Leopoldo. Si ellos se llegan a enterar que una de sus mejores asesinas ha sido convertida en una vampira, no solo acabaran con ella, si no también con nosotros.
-No le temo a la Sociedad de Leopoldo, además según lo que me comento Degónius, ellos perseguían a Beckett y a Lucita, la vampira que acabo con la familia de Milagros. También comento que dicha secta perseguía a nuestro creador. Si Beckett no nos quiere decir quien nos creo, pues nosotros buscaremos respuestas por otro lado.
-Espera un momento-Dijo Shogo pensativo-Déjame ver si entendí. ¿Planeas entrar al cuartel de la Sociedad de Leopoldo, esquivar a todos sus guardias, sin contar otros cazadores como Milagros, y buscar en los archivos alguna pista del tipo que te creo?
-Si, tengo que hacerlo.
-¿Desde cuando se te pegó el complejo suicida Vaynard? Ningún Cainita en su sano juicio ingresaría al cuartel de la sociedad de Leopoldo, a menos que busque la muerte definitiva.
-Es una de las pocas alternativas que tenemos Shogo. ¿Acaso tú no deseas saber quien te convirtió en un no-muerto?
-Si, pero también deseo seguir disfrutando de mi nueva vida. Y tu plan es demasiado peligroso.

Lo que Shogo decía era verdad, mi plan era muy suicida y no muchos Vástagos habían salido enteros del cuartel general de la Sociedad de Leopoldo.

-Yo…yo podría-Milagros intervino con temor en la conversación.
-¿Tu podrías que?-Le pregunto Sthepanie.
-Yo…yo podría darles el mapa del cuartel general de la Sociedad de Leopoldo en Lima. No pienso atacar a mis compañeros, ellos son la única familia que tengo.
-Milagros, tus compañeros van a querer matarnos, y en mi caso yo no preemitiré que mis días en la tierra finalicen en manos de humanos que alguna vez jure defender.-Dije
-¿Ya no lo piensas hacer?-Me pregunto Milagros.

Sthepanie me observo fijamente.

-No, no pienso hacerlo. Desde ahora solo buscare al tipo que me convirtió en un vampiro, lo matare y tratare de volver a la normalidad, a ser humano nuevamente. Quizá suene tonto, pero hay algo dentro de mi que me dice que puedo volver a ser humano.
-Vaynard…nosotros no podemos…-Sthepanie trato de intervenir
-Volveré a ser humano, y Milagros también volverá a ser humana, se lo prometí. Y las promesas se cumplen hasta la muerte. La Sociedad de Leopoldo perseguía a Beckett, Lucita, Arurth y al vampiro que me creo. Nosotros conocemos a Beckett y a Arurth, y Milagros quiere dar con Lucita. Al parecer los tres vampiros conocen a mi Sire, así que si no podemos encontrar datos en el cuartel de la Sociedad de Leopoldo, tendremos que ir a Henoc y buscar a Arurth.
-¿Henoc?
-La ciudad de los vampiros.
-Ustedes…perdón, nosotros los vampiros ¿Tenemos una ciudad?
-Si, se llama Henoc, un mundo solo para nuestra especie.-Le respondí
-Mundo que esta a punto de entrar en una guerra civil.-Stephanie agrego con un tono de tristeza.
-¿Guerra? ¿Qué guerra?-Le pregunto Shogo.
-Hace no más de tres días recibí un mail de Fernando, el Toreador que conocieron en el terminal de tren en Henoc. Me comento que la situación en Henoc se había complicado ya que el grupo del Sabbat rechaza toda culpa contra el ataque a los Malkavians. La Camarilla ordeno un conclave para determinar una solución a este problema…
-¿Y? ¿Qué paso?
-Empezaran una guerra de sangre contra todos los del Sabbat, después del Baile de la Luna Roja, el gran baile nocturno de Henoc. Y eso no es todo, Fernando esta mas que seguro que hay alguien manipulando a todos los lideres de la Camarilla para generar esa guerra.
-¡El baile! ¡Como se me pudo olvidar!- Dijo Shogo –Kravo menciono algo del baile.
-¿Quieres decir que tenemos que ir a un baile para presenciar los futuros acontecimientos?
-Si, de seguro el vampiro que te creo estará ahí, y también esa vampira Lucita.
-No entiendo nada de lo que están hablando-Intervino Milagros –Pero si saben donde esta Lucita los acompañare, esa maldita vampira no se escapara de mi.
-¿Cuántos días nos quedan antes del baile?- Le pregunte a Stephanie
-Cinco días.
-Bien, entonces esto es lo que haremos, Milagros y yo iremos al cuartel de la Sociedad de Leopoldo, al fin y al cabo ella conoce el lugar. Una vez tengamos información de nuestros objetivos ustedes van a Henoc y me cuentan como les fue.
-Espera, espera… ¿No piensas venir?-Me pregunto Shogo
-No…no me gustan los bailes.
-¡¿Pero que dices?! Hay música, risas, sangre, chicas… ¿Qué mas puedes pedir?

El comentario hizo acreedor a Shogo de un golpe en el estomago por parte de Stephanie que lo dejo fuera de la conversación por un minuto. Hacer enojar a una mujer no era bueno, y mucho menos tratándose de Stephanie.

-No es eso…es solo que…
-¿Cuál es el problema Vaynard? Si no tienes ropa para la ocasión te diseño un traje genial.
-Es que el problema no es el traje Stephanie…el problema es que no se bailar.





Vaynard

miércoles, 9 de junio de 2010

La nueva integrante

Desde mi ruptura con María tuve que buscar un nuevo lugar para vivir. No me parecía correcto que siguiera viviendo en un lugar en donde no seria agradable el ambiente, así que adquirí un pequeño departamento en Lince, entre la cuadra 22 y 23 de la avenida Arenales. El departamento tenía un cuarto de baño, dos dormitorios y una sala comedor. El departamento estaba situado en una posición tal que la luz del sol nunca se colaba por las ventanas del departamento; pero para estar más seguro siempre mantenía las persianas y cortinas cerradas. En cada ventana había puesto unas persianas negras y a la vez cortinas negras logrando con esto una habitación libre de la luz del sol.

Había llevado a Milagros a mi departamento, aun seguía inconsciente. La deje recostada sobre mi cama, aun estaba muy débil, había perdido mucha sangre y al parecer el proceso de conversión la había dejado más débil aun.

Los acontecimientos de la noche anterior también me habían dejado exhausto. En menos de una semana había vuelto de un mundo solo de vampiros llamado Henoc, terminado con mi novia, peleado contra un Tremere y su bestia Blautsauger y también había peleado y contra una cazavampiros de un poderoso y peligroso grupo de cazadores de la iglesia católica y la había convertido en una vampiresa.

-Y me quejaba de que mi vida era aburrida…-Dije como respuesta a todo ese pensamiento.

Siempre pensé que mi vida como humano había sido aburrida. Aunque como humano me divertía pues siempre quise algo más de emoción en mi vida, acciones que pusieran mi existencia al máximo, sentir esa adrenalina que recorre tu cuerpo sin control. Pues ya lo había sentido.

-Y saber que esto continuara…-Volví a responder a mis pensamientos.


Por ultimo, Beckett no nos dijo nada acerca de nuestro creador, aquel vampiro misterioso que, al igual que yo y todos los renacidos, puede resistir la luz solar. También Degónius, el Tremere lunático, sabe quien es nuestro creador, pero el muy desgraciado tampoco nos dirá su nombre.

-Solo me queda volver a Henoc y averiguar quien rayos es mi creador. Quizá Arurth o Versatis sepan quien es ese sujeto.

Sonó el teléfono.

-¿Si?
-Vaynard soy yo, Shogo
-Shogo, hola, dime
-¿Qué estas haciendo?
-Pues estaba sumido en mis pensamientos, hasta que llamaste.
-Ah…ya veo. Bueno, Stephanie y yo te vamos a ir a visitar.
-¿Hoy?
-Si ¿Algún problema?
-No…en realidad si, en realidad…
-¿En realidad que?
-Pues paso algo ayer en la noche.
-¿Bueno? ¿Malo?
-Eh…pues no se si es bueno o malo, veras…
-No me cuentes por teléfono, iremos a verte.
-Pero…
-Nada de peros, nos vemos.
-Espera, Shogo.

Se corto la comunicación.

-Grandioso, ahora verán a Milagros… ¿Qué voy a hacer?- Pregunte un poco desesperado a la nada.

Tener a una cazavampiros en mi casa no seria nada agradable para mis compañeros vampiros. Ella había tratado de darle la muerte final a Shogo y a mi. Y para empeorar mi situación la había convertido en una de nosotros. Ahora Milagros era el doble de peligrosa, pero para ella no había más opción que ser convertida o morir. De cualquier forma ambas opciones no eran de su agrado, prácticamente estaba condenada.

A nosotros los vampiros se nos conocen con varios nombres: No-Muertos, Vástagos, Condenados, Hijos de Caín…
En realidad el ser llamado un Condenado es lo que más se acerca a la realidad de un vampiro. Muchos humanos desean ser vampiros, pero ninguno de esos humanos que anhelan la inmortalidad saben realmente lo que desean. Y es que vivir eternamente tiene un precio, un precio muy caro que no muchos aguantarían.

Yo me considero un Condenado por que de todas las habilidades y “privilegios” que los vampiros tienen, el poder que más odio es el de la vida eterna. Y viviré para siempre, a menos que encuentre a ese sujeto que me creo, al que llaman mi creador o Sire, y le daré la muerte final…o moriré en el intento.

-¿En que piensas?-Una voz suave me volvió a la realidad, era Milagros que había despertado y aun estaba débil. Había caminado desde mi habitación hasta la sala con un silencio tal que no me percate de su débil presencia.
-¿Que haces parada? Vuelve a la cama, aun estas débil.
-Estoy bien, solo debo caminar y…-Milagros tropezó y casi termina en el suelo, por suerte reaccione rápido y la sostuve de los hombros.
-No seas terca, perdiste mucha sangre anoche, tienes que recuperar tus energías. Incluso una cazadora como tu tiene sus límites.
-Gracias por sostenerme, aun no se por que te preocupas tanto por mi.
-Ya te lo dije, no lo se.

Nos quedamos unos minutos en silencio.

-Entonces…soy ¿una vampira?
-Si lo quieres llamar así, pues si.
-Y… ¿Muero con la luz del sol?
-Solo hay una forma de saberlo.

Me dirigí hacia la ventana. Las persianas y cortinas negras impedían la filtración de los rayos solares a mi departamento.

-Te di parte de mi sangre, pero no estoy seguro si tú serás una renacida. Ahora te pregunto ¿Deseas que abra las cortinas?
-¿Qué?
-La única forma de saber si eres una renacida es que te de la luz del sol. Si sigues intacta significa que eres una renacida, al igual que mis amigos y yo. Si, por el contrario, te vuelves cenizas y polvo al pleno contacto con la luz solar significa que eres una vampira normal, como el resto de los vampiros tradicionales. Claro que eso significa la muerte final para ti. ¿Tienes miedo?

Milagros bajo la mirada, lo estaba pensando. No dijo nada, ni movió un solo músculo durante un minuto. Luego me lanzo una mirada fulminante.

-Me volví una cazadora de la Sociedad de Leopoldo para cazar a todos los Vástagos del mundo, entre ellos a una en especial, la vampira Lucita. Jure que la cazaría y le daría la muerte definitiva y así vengaría la muerte de mis padres. Pero ahora…-Una lagrima de sangre corrió por su mejilla-…Ahora soy una vampira, acepte que me convirtieras en una vampira para poder completar mi venganza, me volví en lo que jure destruir. Mi único temor era el que algún día un vampiro me convirtiera. Siempre pensé que si eso me llegara a pasar lo primero que haría seria esperar el amanecer y acabar con mi no-vida. Así que no temo morir, total, ya estoy muerta.

Me acerque a ella y me agache para limpiarle la lágrima de sangre.

-Por un momento me recordaste a mí-Le dije con una sonrisa.
-¿En serio?
-Si. ¿No le temes a la muerte? Eso es bueno. Total como dices, nosotros ya estamos muertos.

Camine hacia la ventana.

-¿Lista?
-Siempre.
-Antes decorrer las cortinas quiero decirte algo.
-¿De que se trata?
-No quise volverte una de nosotros, en realidad nunca quise volver a ningún humano en vampiro, pero no tenias otra alternativa, te juro que buscaremos a Lucita y la haremos pagar con sangre lo que te hizo. Te doy mi palabra.

Diciendo esto corrí las cortinas y persianas negras de extremo a extremo dejando así que la luz del sol se filtrara en todo el departamento.

Los rayos solares bañaron el cuerpo de Milagros y el mío, no paso nada malo. Milagros seguía intacta, había pasado la prueba de fuego, era una vampira renacida.

-Estoy…viva
-Si, al parecer mi sangre si fue efectiva.- Mire hacia la calle. Todo parecía normal.- ¿Sabes algo? Somos afortunados, no todos los Vástagos pueden ver cosas así, no me gusta mucho el sol, nunca me gusto. Pero sentir de vez en cuando el calor de los rayos solares no esta mal. ¿Tu que dices?

Milagros no respondió nada. Se levanto del suelo y camino lentamente hacia mí.

-Gracias…quizá no todos los vampiros sean malos.
-Ya veras que no.-Le dije.

En ese momento tocaron la puerta de mi departamento.

-Vaynard, somos nosotros, ábrenos.

Era Shogo y Stephanie, me había olvidado de su visita por completo.

-¡Rayos!
-¿Quiénes son?
-Amigos míos, vampiros también…tú trataste de matarlos esa noche.
-¿Esa…noche?
-Si, la noche que paralizaste a la mascota de Degónius.
¡Ah! La chica que parece una muñeca y el vampiro asiático.
-Si, si, ellos dos.

Milagros se dirigió a la puerta.

-¡¿Qué vas a hacer?!
-Abrir la puerta
-No, no, no, no…no te pueden ver aquí.
-¿Por qué?
-Eh…es una larga historia y no pienso contártela.
-Es mala educación dejar a tus amigos esperando.

Shogo volvió a tocar la puerta.

-Vamos Vaynard, ábrenos la puerta.
-¡En un minuto!-Grite.
-Vaynard, ahora soy una de ustedes ¿Cuál es el problema?
-Es que es muy complicado, veras…

Milagros movió la perilla y la puerta se abrió.

-Ya era hora que nos abriera, ya me había cansado esta de pie durante un buen…-Shogo detuvo su discurso de queja al ver quien le había abierto la puerta.
-Hola chicos, pasen por favor-Dijo Milagros con una gran sonrisa.
-¡¿Tu que haces aquí?! ¡¿Qué has hecho con Vaynard?!-Le dijo Shogo un poco alterado.
-Eh…Hola chicos-Mi cabeza salio atrás de Milagros- Tengo mucho que contarles.-Les dije un tanto nervioso.



Vaynard

martes, 4 de mayo de 2010

El pacto desangre (Parte II)

-¡Protean!-Lanze un ataque directo hacia las manos de Degónius que estaba cargando su ataque especial: La Taumaturgia.

Mi ataque evito que Degónius tocara a Milagros, si la tocaba hubiera sido el fin de Milagros.

Como recordaran, la Taumaturgia es un poder muy extraño que los vampiros del Clan Tremere poseen. Consiste en poder analizar y controlar la vitae vampírica, llámese la sangre. Pueden usarla tanto para bien como para mal y tanto en vampiros como en humanos.

En este caso Degónius usa una habilidad llamada Caldero de Sangre, una rama de la Taumaturgia. Esta habilidad puede hacer que la sangre de una víctima hierva literalmente en sus venas. Esto es ciertamente letal para cualquier mortal, y causa terribles daños a cualquier vampiro o ghoul que lo sufra.

Me puse delante de Milagros y saque mi glaicus para defenderla.

-No le harás daño.
-¿Otra vez tu? ¿Por qué eres un estorbo?
-¿Qué tienes contra los humanos?-Le pregunte
-No, la pregunta es ¿Qué tienes tú a favor de los humanos? ¿Por qué los defiendes tanto?
-Eso no te importa, tengo mis motivos.
-¡Pues yo también tengo mis motivo para matar a los humanos!-Degónius volvió a cargar su poder de Taumaturgia.

Cargo su poder contra mi, pero yo detuve sus manos con mi glaicus. Normalmente la carne humana se hubiera cortado al tocar el acero de una glaicus, incluso la piel de un vampiro que es resistente no soporta muchas veces el filo de una glaicus, pero la piel de Degónius era muy resistente al acero de la glaicus.

-¡Maldito Ventrue renacido, no estorbes!
-¡No la lastimaras!
-¡Entonces tu también correrás la misma suerte!

Degónius empezó a atacarme con sus manos, o debería decir garras, por que tenia sus uñas largas y afiladas, como si el también hubiera modificado parte de su cuerpo.

Bloqueé todos sus ataques, Degónius era fuerte pero no muy rápido. Eso era muy ventajoso.

-¿Eso es todo Degónius?
-Ventrue, aléjate, tu aun no eres de mi interés.
-Pues mientras yo aun este aquí no lastimaras a Milagros.

Milagros estaba al lado de Karl, cualquiera hubiera buscado un lugar seguro, pero ella se puso al lado de Karl, como si no bastara con el hecho de que Karl es un vampiro Assamita, uno de los clanes mas peligrosos que hay.

-¿Por qué me defiende tanto?
-¿Y yo que sabre? El siente una afinidad grande hacia los de tu especie. Nunca lo entenderé.
-Pero esta poniendo en peligro su vida.
-Si, por lo visto ya no le importa tanto el vivir o morir definitivamente. Es un sujeto curioso ese Ventrue.
-Si…muy curioso.-Le respondió Milagros a Karl.

Las garras de Degónius chocaban muy fuerte con el acero de mi glaicus. El Tremere no dejaría que su presa escapara por segunda vez y acabaría con cualquiera quien se opusiera entre el y Milagros, eso me incluía.

-¿Acaso no te das cuenta a quien defiendes? No solo es una simple humana, es una cazavampiros de la Sociedad de Leopoldo, esos tipos quieren acabar con nuestra especie.
-¿Y que con eso Degónius?
-No me digas que no sabes que es la Sociedad de Leopoldo…
-No, no lo se.

Degónius dejo de atacarme. Se paro frente a mí y empezó a hablar.

-La Sociedad de Leopoldo es un grupo que nació en la edad media junto con la inquisición. Es el grupo elite de la iglesia católica encargada de erradicar el mal de la tierra. No solo son sacerdotes y fieles creyentes de esa religión tan corrupta, si no que también los de ese grupo son guerreros entrenados para acabar con cualquier “demonio” que aparezca en la faz de la tierra, y claro, eso nos incluye.
-¿Alguna vez te atacaron?
-No, pero a tu amigo Beckett si.
-¿A Beckett?
-Si, eso fue hace mucho tiempo, por los años 1800…
-La época de la revolución latinoamericana…
-Si, exacto. Por lo visto sabes de historia niño, así que no se te hará difícil entender que la santa inquisición estuvo por aquí haciendo de las suyas.
-¿Y esa sociedad de Leopoldo ya se había establecido aquí?
-Si, digamos que como el Virreinato de Perú era el más importante para la corona española pues la iglesia envió un puñado de sus guerreros de elite hacia Lima. Se establecieron cerca a las iglesias de Lima y Callao. La iglesia ya sabia que una de las colonias más importantes de la corona española llamaría la atención de muchas personas y entre esas personas habría vampiros que vendrían al nuevo continente.
-¿Vampiros? Pensé que el único que había venido a America era Beckett.
-No, no fue el único que vino. Veras niño, la Sociedad de Leopoldo estaba siguiendo la pista a los vampiros más peligrosos de Europa. Beckett era uno de ellos, luego había otra vampiresa, si no me equivoco se llamaba Lucita, el otro era Arurth Brand, el Tzimice y por ultimo y el más peligroso de todos para la Sociedad de Leopoldo, tu creador.
-El fue quien le dio un poco de su sangre a Beckett para salvarle la vida ¿No?
-Si, por lo visto Beckett te contó algo de su pasado. Le debes haber caído bien.
-Dime quien es mi creador.
-¿Y para que quieres saberlo?
-Eso no te importa.
-En realidad no, pero tú creador me paga por hacer experimentos así que si te digo quien es lo pondría en peligro y, obviamente, también pondría en peligro mis ingresos.
-Mencionaste a una tal Lucita ¿También la conoces?
-No, pero me han contado que es muy hermosa.
-¿Por qué la Sociedad de Leopoldo la perseguía?
-No lo se exactamente niño, pero lo que si se es que ahora la Sociedad la esta buscando con más fuerza que antes, y quizá la respuesta a esa interrogante la tenga tu…protegida.-Me respondió Degónius dando una mirada a Milagros.

-¿De que están hablando? No logro oír nada.-Le pregunto Milagros a Karl.
-De la Sociedad de Leopoldo, no puedo creer que una niña como tu pertenezca a ese grupo.
-Si, lo se.
-Y también están hablando de unos vampiros que tu sociedad busca…una tal Lucita.

El semblante de Milagros cambio, en sus ojos solo había odio. El simple hecho de mencionar el nombre de la asesina de sus padres la hacia recordar ese horrible día, aquella escena sangrienta llena de maldad, odio y venganza.

-Ese maldito conoce a esa asesina.
-No lo creo…solo le esta comentando algunos hechos pasados.
-¿Hechos pasados?
-Si, al parecer tu grupito de humanos esta en busca de esa tal Lucita.
-Si lo se, la están buscando desde antes que asesinara a mi familia.
-Entonces una vampiresa mató a tu familia, ahora entiendo el por que el odio a los vampiros.
-¿Acaso te crees capaz de entender mi sufrimiento?
-Un poco, si. Que no se te olvide que yo también fui alguna vez un simple humano.
-¿Y por que te volviste vampiro?
-No quiero hablar de eso niña.

Degónius salto sobre mi cabeza y fue directamente hacia Milagros y Karl.

-Ya era hora-Dijo Karl esbozando una sonrisa-Atrás niña, deja este asunto a un verdadero asesino.

Karl activo su glaicus. Sus ojos mostraban una emoción muy grande, quería pelear, quería matar y Degónius estaba a punto de atacarlo, era la oportunidad perfecta.

-No te metas Assamita ¿O es que tu también protegerás al humano?
-¿Proteger? No, te equivocas Tremere…yo no defiendo a ningún asqueroso humano, lo único que quiero es matarte, a ti y a tu horrible mascota que, por cierto, no la veo por aquí.
-¿Sully? Ella esta más cerca de lo que te imaginas.
-Bien, después de acabar contigo buscare a esa cosa que llamas Sully.

Degónius empezó a cargar su habilidad de Taumaturgia, lo usaría contra uno de los mejores asesinos entre los vampiros: Karl.

Karl estaba más que listo para evitar el ataque de Degónius y realizar rápidamente un contraataque, pero algo interrumpió toda esa acción planificada del Assamita.

Salio del suelo, rompiendo el concreto como si fuera una galleta, una figura de casi dos metros y medio y cuerpo viscoso apareció entre Degónius y Karl. Era Sully y venia a buscar su revancha, a vengar las heridas ocasionadas en el duelo anterior.

El monstruo emitió un rugido que hizo retroceder incluso a su mismo creador.

-¡Sully, estos son los sujetos que te atacaron, mátalos!

La bestia nos miro a todos, sus ojos rojos mostraba su sed de sangre. Miró a Degónius fijamente.
-“La...Humana…” –El Blautsauger había hablado.
-¿Habla? ¿Esa cosa puede hablar?-Pregunte
-“Donde esta…la…humana”-Sully buscaba a Milagros
-¡Ahí esta, es ella!-Dijo Degónius señalando a Milagros-¡Mátala!

El monstruo corrió hacia Milagros con una velocidad tal que si la hubiera golpeado la vida de Milagros hubiera acabado en ese instante.

Milagros se preparo para atacar a Sully pero yo me puse rápidamente en su delante y bloquee (aun no se como) esa embestida mortal.

-¡¿Por qué?!-Milagros me preguntó.
-Ya te dije, no lo se.-Le respondí

Mis ojos estaban rojos, sin darme cuenta use una habilidad llamada Fortaleza, habilidad que permite al vampiro tener una fuerza sobrehumana y por ende una resistencia increíble a cualquier impacto, ya sea desde una bala de escopeta hasta una embestida de un Blautsauger.

Sully rugió enojada por haber bloqueado su ataque.

-¿Qué esperas Milagros? ¿Una invitación especial? ¡Vete de aquí!
-No me iré, no te dejare solo
-¿Por qué?
-No lo se…pero no lo voy a hacer-Me respondió rotundamente.
-Esa es mi línea-Le dije con una sonrisa.

Karl lanzo su puño de hielo hacia Sully pero esta bestia de un solo golpe hizo que el Protean elemental de Karl cayera al piso. Tanto yo como Milagros nos quedamos asombrados con la fuerza del Blautsauger.

-Tu Protean elemental no es rival para la fuerza bruta de Sully-Le dijo entre carcajadas Degónius a Karl.
-Eres un idiota-Karl le respondió con una frialdad y frescura a Degónius que este detuvo sus carcajadas.
-¡¿Qué?!
-Mi puño de hielo no es un simple protean, mira.-Le explico Karl al Tremere señalando el rastro de hielo que había a los pies de Sully.

Los trozos de hielo que estaban regados en el suelo empezaron a moverse. Se hacían cada vez más y más grandes y se adherían a los pies de Sully. El Blautsauger intentaba zafarse del hielo pero era imposible. En menos de treinta segundos Sully había sido congelado desde la cintura hasta los pies.

-Mi puño de hielo congela al oponente, ese es su objetivo. Si el objetivo del puño de hielo esta en un rango de diez metros, el Protean lo seguirá y lo congelara. Solo a fallado una vez…-Karl me miro. –Pero no volverá a fallar.

Con Sully inmovilizado solo tendríamos que eliminar a Degónius. La victoria estaba asegurada, o eso creíamos.
-No crean que han ganado, se olvidan de una habilidad especial de Sully.

El cuerpo viscoso de Sully empezó a hincharse, se hinchaba cada vez más y más hasta que estallo. Una mezcla de sangre y lodo salio expulsado a los alrededores. Todos nos quedamos sorprendidos por aquel acto repulsivo que habíamos visto.

-Se… ¿Suicidó?-Pregunto Karl.
-¿Suicidó? No, mira y asómbrate. –Le respondió Degónius con una risa escalofriante.

Del pecho de Sully salio a toda velocidad un brazo gigante con garras muy afiladas que rozo mi cuello y siguió de frente. El objetivo de Sully no era yo, era Milagros.

Sentí el olor de la sangre humana. Luego un grito. Milagros había sido herida terriblemente por esas garras.

El brazo volvió rápidamente hacia donde había salido. La velocidad de retorno de ese nuevo brazo del Blautsauger fue tan rápida que generó una gran presión en todo su viscoso cuerpo que reventó el hielo que cubría parte de su cuerpo.

-¡Milagros!-Corrí hacia ella.

El Blautsauger corrió hacia su amo.

-Adiós chicos, me despiden de la humana…para siempre-Dijo Degónius entre carcajadas. Luego empezó a huir del lugar.
-No iras tan lejos-Karl lo siguió.

Me quede yo solo con Milagros y un gran charco de sangre a nuestro alrededor.

-Resiste por favor.

El brazo de Sully había generado una herida mortal en el lado izquierdo del vientre de Milagros.

-Voy a…morir.
-No digas eso, te pondrás bien.
-No sabes…mentir… ¿Lo sabias?-Me dijo Milagros esbozando una sonrisa.
-No puedes morir, aun tienes que matarme ¿Lo recuerdas?
-Eres…un…tonto-Milagros a duras penas podía hablar-No se…por que querías…morir ¿Tu también…tienes una misión verdad?
-Si, al igual que tu, por eso no debes morir.

Milagros empezó a llorar.

-No creo…no creo que pueda cumplir con mi misión, yo moriré aquí.
-No, no lo permitiré.
-¿Enserio? ¿Y…como planeas…detener lo inevitable?

Muy buena pregunta. Como podría salvarla si es una herida mortal. No había tiempo de llevarla a un hospital, ya había perdido mucha sangre y su final estaba cerca. No se me ocurrió otra cosa más que…

-Te puedo…dar una nueva vida.
-¿Qué?
-Solo se me ocurre eso Milagros.
-¿Es…una…maldita broma?
-No, no tienes otra opción.
-¡No! No quiero…ser…algo que jure…destruir.
-Esto tiene cura, lo se. Yo matare a mi creador y volveremos a ser humanos normales. Siendo una vampiresa también podrás vengar a tus padres, podrás seguir viviendo.
-¿Seguir…viviendo…para vengarme de…Lucita?
-Si, una vez que logres tu objetivo y yo el mío, te juro que volverás a ser humana.
-¿Me lo…juras?-Milagros se estaba muriendo.
-Si, te lo juro por mi sangre.

Milagros cerró sus ojos y respiro profundamente.

-¿Dolerá?
-Es la primera vez que voy a hacer esto, así que no lo se.
-¿Y como…será?
-La forma tradicional, tomo tu sangre y luego tu la mía.
-Bien, empieza.

Me acerque a su cuello.

-¿No piensas…decirme algo…romántico? ¿O solo…morderás?
-No soy muy romántico.
-Lo…sabia.-Dijo entre risas moribundas.

Antes de morder se me ocurrió algo que oí una vez hace ya mucho años atrás.

-Esta es la parte donde cierras tus ojos, cariño.
-No esta mal…para ser el inicio de una…vida nueva.

Y así tome de la sangre de Milagros y ella hizo lo mismo conmigo.






Vaynard

miércoles, 14 de abril de 2010

El pacto de sangre (Parte I)

Estaba sentado en una mesa del Taita tomando ya mi tercer vaso de sangre. Había usado la habilidad de Dominación para que el mozo me sirviera un vaso tras otro de sangre.
Estaba tomando mirando a la nada, parecía un ebrio que no le importara su vida. Y en realidad en ese momento ya no me importaba nada, ya no me importaba quien era mi creador, ni si esto del vampirismo tiene cura, ya no me importaba nada de nada. Solo quería seguir tomando sangre, embriagarme de sangre hasta no recordar nada y dormir para siempre.

-Señor, le sirvo otro vaso.
-Si, tu solo sirve hasta cuando yo te ordene que te detengas ¿Entendido?
-Si señor-Me respondió el mozo sirviéndome otro vaso de sangre.

Tome del vaso, ya ni la sangre me hacia sentir bien, había perdido el gusto por todo lo que hay en el mundo.

-Aquí estas

Levante la mirada para ver quien me estaba buscado. No era nada menos que Karl.

-Ah…Eres tu ¿Qué haces aquí?
-Vine por un trago, y de paso a buscarte. ¿Tu que haces aquí?
-¿Qué hago? Pues tomando un trago ¿A que más se puede venir a un bar si no?
-Tienes razón ¿Esta ocupado el sitio?
-No

Karl se sentó frente a mi. Sus ojos azules y fríos estaban clavados en mi.

-¿No vas a preguntar que paso con Degónius?
-Déjame adivinar, lo persiguieron pero no lograron atraparlo ¿Verdad?
-Si, es muy cobarde ese Tremere.

Tome un trago de sangre y seguí mirando al vacío.

-¿Te pasa algo? Estas…
-¿Estoy raro?
-Si, raro.

Deje el vaso en la mesa y mire a Karl.

-Me he dado cuenta que los humanos a los que tanto defiendo son muy…
-¿Estupidos, idiotas, insignificantes?
-Traidores.
-¿Y recién te das cuenta de eso?
-Si, no creí que todos sean tan chantajistas, tan volubles…
-Pero así son, no entiendo por que tanto afán por defenderlos.
-Si, ahora ya entiendo el por que odias a los humanos, pensé que solo era por tu mala experiencia con Catherine, pero…
-¿Catherine? ¿Quién te contó de ella?
-Vladimir ¿Quién mas?
-Ese vampiro bocón…
-Descuida, estoy de tu lado ahora, los humanos son de lo peor.
-Para que digas eso pues un humano te debe haber hecho algo malo.
-María. Se fue con una Ghoul llamada Bianca.
-¿Con una Ghoul?
-Si, una Ghoul.
-No sabía que existían.
-Pues al parecer si existen, y María se fue con una Ghoul por que esta le prometió que le presentaría a un vampiro y la convertiría en uno de nosotros.
-¿En uno de nosotros? Lo dudo.
-¿Así?
-Mira, no conozco muchos vampiros, solo a algunos de mi Clan y a Beckett. Pero lo que si se es que si un humano busca a un vampiro lo único que encontrara será la muerte.
-Entonces María esta peligro, tengo que…
-No tienes que hacer nada. Ya no te preocupes más por esos simples e insignificantes humanos-Dijo Karl llamando con una seña al mozo.

El mozo se acerco a nuestra mesa, era el mismo que me había atendido y aun seguía con el efecto de Dominación.

-Tráeme un vaso de sangre y que sea rápido, escoria humana.-Le dijo Karl al mozo.
-Si señor, de inmediato.

Karl volvió a dirigirme la palabra.

-Entonces, si no tienes nada que hacer esta noche ¿Podríamos terminar nuestro asunto pendiente?
-Si, podríamos, pero…
-¿Pero?
-Tengo una cita con alguien.
-¿Una cita? ¿Con alguna humana?
-Si
-¿Tan rápido te olvidaste de tu “amada” María?
-¡Ya no es mi amada!-Le dije furioso.
-OK. No te tienes que enojar tanto.
-Entonces no me hagas enojar.

El mozo volvió con el pedido de Karl.

-Gracias escoria, puedes irte.
-Si señor.

Karl esbozo una sonrisa en su pálido rostro.

-Esto de usar Dominación en los humanos es lo más divertido que puede haber, después de asesinar, claro.
-Tu Clan son de asesinos ¿Verdad?
-Si, aunque no te puedo negar que hay vampiros en mi Clan que son unos ineptos, es por eso que decidí junto con Vladimir desertar de los Assamitas y volvernos unos fugitivos para la ley de los vampiros.
-¿Ustedes son unos de los más buscados en Henoc?
-Si, no somos los principales, pero si uno de los más buscados.
-¿Quiénes son los más buscados?-Le pregunte

Karl dejo su vaso en la mesa y lo miró fijamente.

-La lista roja.
-¿Lista roja?
-Es una lista que los Justicars de la Camarilla manejan.
-Ah…ya veo-Realmente no tenia interés de nada en ese momento, solo quería una cosa y era acabar con todo.
-¿Y se puede saber quien es esa misteriosa humana con la que tienes una cita?
-Ya la veras.

El ambiente tranquilo y acogedor del bar miraflorino cambio drásticamente para Karl y para mi. Sentimos una presencia de odio y sed de venganza que venia desde la puerta de entrada e iba subiendo los escalones hacia el bar. Obviamente los humanos no sienten dichos cambios en el ambiente ya que son cambios tan finos y sutiles (o en algunos casos aterradores) que solo los vampiros y uno que otro humano bien entrenado y conciente podría notar.

La presencia se acerco rápidamente hacia donde estábamos. La persona a la que había llamado para qué acabe conmigo estaba frente a nosotros, lista para empezar su tarea.

-Acudí a tu llamado Vaynard.
-Si, gracias por venir. Toma asiento por favor.
-Gracias.

Karl estaba anonadado, no lo culpo, quizá el esperaba a otra persona.
Era Milagros Grace, la caza vampiros que un par de noches atrás había tratado de matarme. Estaba con una vestimenta que combinaba el negro y el morado.

-¡¿Tu?!-Karl no aguanto más su asombro.
-¿Tu eres también un vampiro?-Le pregunto Milagros
-Si, así que cuida tus palabras, humana.-Karl le respondió mirando a Milagros con desden.
-Y tú cuida tu cuello, vampiro asqueroso.

Karl y Milagros se habían visto las caras la noche en que los cinco renacidos estábamos reunidos. Obviamente a Karl no le gustó que le dijeran vampiro asqueroso y a Milagros que le digan humana como si estuvieran desprestigiando a su raza.

-Calma los dos.-Dije –Milagros, ya sabes por que te llame.
-Si, quieres que acabe contigo ¿Cierto?
-Exacto.
-¡¿Qué?!-Karl estaba confundido y molesto-¿Quieres que esa escoria humana acabe contigo? ¡Estas loco!
-Karl, por favor, no seas mal educado con mi invitada.
-No, tú deja de ser tan idiota y reacciona. ¿Quién mejor que yo para acabar contigo? ¿Por qué elegiste a una humana en vez que a un vampiro?
-Si gustas también puedo acabar contigo, no tengo tanto apuro.-Le dijo Milagros a Karl en sentido de burla.
-Mira “ganado” no me hagas enojar, creo que no sabes tu lugar en la cadena alimenticia ¿Verdad? –Le respondió Karl a Milagros mostrándole sus colmillos.
-Ya compórtense ambos. Salgamos de aquí.

Los tres nos levantamos de nuestros asientos y nos dirigimos hacia el parque Kennedy.

Eran ya las 00:45 y estábamos por la municipalidad de Miraflores.

-Y bien, solo por curiosidad ¿Por qué quieres que te mate?-Me pregunto Milagros
-No te importa, solo hazlo y ya.
-¡Uy! ¿Por qué tan agresivo Vaynard? Solo fue una pregunta.
-Bien, acabemos con esto de una vez.

Milagros se puso frente mío, ya tenía sus cuchillas desenvainadas.
Karl estaba apoyado en una pared cruzado de brazos y molesto. No era para menos, el quería la revancha, y si Milagros me mataba no tendría esa revancha, y por lo que se, los Assamitas son amantes de las peleas y asesinatos. Era como quitarle algo entretenido a Karl.

-Esta vez es de noche, así que no tienes excusas para no matarme.
-OK. Si quiere pelear pues te concederé ese pequeño deseo antes de tu fin.
-¿Pelear? ¿Quién menciono la palabra pelea?
-¿No piensas pelear acaso?
-No, solo me quedare aquí y tu me atravesaras tus cuchillas en mi pecho, o me cortaras la cabeza o me prenderas fuego…no se, tu eres la cazavampiros, no yo. Así que por favor…

Milagros estaba confundida.

-¿No te piensas defender?
-No
-¿Vas a dejar que te mate así nada más?
-Si.

Karl al escuchar lo que dije se dirigió hacia donde yo estaba, estaba furioso, se podía notar toda su furia en su mirada.

-¡¿Pero que te haz creído tonto Ventrue?! ¿Dejaras que una humana te mate sin defenderte? ¿Qué clase de vampiro eres?
-En primer lugar yo no pedí ser un vampiro, en segundo lugar ¿A ti que tanto te molesta que alguien acabe conmigo? ¿Acaso no me querías muerto?
-Si, pero yo quiero tener ese placer, no puedo permitir que se lo brindes a esta humana-Me reprendió Karl señalando a Milagros.

No respondí nada, y eso desespero aun más a Karl.

-No entiendo el por que están discutiendo-Dijo Milagros-Pero si me inquieta el hecho de que quieras morir así de fácil.
-¿Eso te importa?-Le pregunte
-Un poco, si.
-Extraño, pensé que no te importaba lo que un vampiro pensase o sintiera.
-En realidad no me importa lo que sientan, por que ustedes no sienten nada. Están vacíos.

Karl miró a Milagros con odio.

-Maldita humana, no se por que diantres hablas de nosotros como si nos conocieras por completo. ¿Acaso sabes por lo que algún vampiro pasó antes de su conversión? ¿Sabes acaso cuantos de nosotros hemos sufrido por causa de ustedes? Los humanos son solo escorias que se preocupan por ellos mismos, para ustedes la cobardía, la traición y el salvarse el pellejo sin importarles el resto es un hábito natural. Seres repugnantes.
-Nosotros no somos así.
-¿En serio? Mira a lo largo de la historia. Todos los humanos hacen las mismas idioteces una y otra vez, matanzas, guerras por el poder, codicia, traición.
-¡Mentira! Todos los derramamientos de sangre fueron generados por ustedes, movieron a los humanos como peones en el ajedrez para obtener sus propósitos.
-No te engañes niña, ustedes son la raza más asquerosa y cobarde sobre la tierra.

Milagros y Karl estaban a punto de empezar una pelea que no acabaría muy bien.

-Oigan, ya dejen de pelear. Milagros ¿Vas a matarme o no?
-Pero…no tiene sentido.
-¡Solo hazlo!

Estábamos los tres tan concentrados y tensos que no nos percatamos que alguien más nos estaba observando.

-Bien Vaynard. No se por que haces esto. Espero que no sea por alguna decepción amorosa ¿Verdad?-Me pregunto Milagros
-Si Vaynard, espero que no sea por eso ¿Verdad?-Me pregunto Karl
-No, no es por eso-Mentí-Pero tu debes saber bien eso de decepciones ¿Verdad Karl?
-Humana, cambie de parecer-Karl se dirigió hacia Milagros -¡Mátalo!
-Antes de matarte ¿Por qué me defendiste ese día?
-¿Ah?
-El día que ese vampiro…Degónius ¿Verdad? Trato de atacarme ¿Por qué lo hiciste?
-Quien sabe, quizá hasta ese momento pensé que los humanos valían la pena. Que protegerlos estaba bien, pero…
-¿Pero?
-No…nada. Puedes empezar Milagros Grace, cumple tu objetivo.

Milagros bajo la mirada.

-Cobarde-murmuro y se preparo para correr y acabar con mi vida.

Pero antes de que Milagros empezara su ataque alguien apareció a su espalda.

Te encontré humana, pagaras por lo que le hiciste a Sully!

Ni Karl, ni Milagros ni yo nos esperábamos ver tan pronto a ese sujeto. Era Degónius y había venido en busca de venganza por lo que le hicimos a el y a su Blautsauger. En especial había venido por Milagros.

Milagros no tendría tiempo de escapar a un ataque directo de Degónius.

-¡Milagros huye!-Corrí hacia ella, tenia que salvarla. La aparición repentina de Degónius había estáticos y Milagros y a Karl. No había tiempo.

¿Llegaría a tiempo? ¿Acaso moriría Milagros? No, la tengo que defender a como de lugar, así yo muera en el intento. Pero ¿Por qué? No lo se, ni quiero ponerme a pensar en eso ahora. La salvare a como de lugar.


Vaynard


martes, 30 de marzo de 2010

La decisión de María

Los vampiros no sueñan, es algo que me dijo Versatis, el Nosferatu que me enseño a usar el Auspex.

-“Como los vampiros somos seres muertos no podemos soñar, o al menos yo pienso eso”-Fueron sus frases.

Yo pienso que se equivoca, quizá el no soñara cuando duerme, pero yo si sueño. Y quizá otros vampiros lo hagan también.

Algo que no soporto como vampiro que soy y como humano que era es que me despierten cuando estoy durmiendo. Es lo más incomodo que alguien puede hacer.
Pues ese día María lo hizo, pero lo hizo de una forma tan sutil y delicada que no me desperté tan irritado.

-Buenos días Vaynard ¿Cómo dormiste?
-Eh…buenos días María, pues…
-Asumo que bien ¿No?
-Si.
-Me alegro ¿Me acompañas en el desayuno?
-¿Desayuno?-Estaba medio extrañado.
-Si, de…sa…yu…no, ven-Me dijo estirando su mano hacia mi.
-OK, te acompaño.-Tome su mano y la acompañe a tomar desayuno.

Estábamos en la mesa, había panes, jugo de piña, te, jamón, queso, salchichas y mantequilla. Era un desayuno agradable.

-Vaya ¿Planeas comerte todo eso?-Le pregunte
-No, solo un poco. ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Si, claro
-¿En este momento puedes usar Auspex?
-No puedo, es de día ¿Recuerdas?
-Si…de día te vuelves tan vulnerable como un humano ¿Correcto?
-Si

María se quedo en silencio por unos segundos.

-Prueba un pan
-¿Qué?
-Prueba un pan o toma un poco de jugo.
-María, no puedo, yo soy un…
-¿Podrías intentarlo?

Di un suspiro y agarre un vaso que contenía jugo de piña. Mire a María y me tome el jugo. Sentí el sabor de la piña en mi boca y de ahí como el jugo bajaba por mi garganta. No devolví el jugo ni nada por estilo, simplemente no paso nada.

-Pero… ¿Por qué?
-Al parecer tú vuelves a ser humano en el día.
-¿Qué?
-Si, o sea no solo tus poderes se neutralizan en el día, sino también que vuelves a ser humano.
-¿Qué? ¿Humano? Te equivocas
-Puede que me equivoque, pero tú lo sueles decir ¿No?
-¿Decir que?
-“De día soy tan vulnerable como un humano”

María me sorprendió, si lo que decía era cierto significa que soy más extraño de lo que yo pensaba.
De día humano, de noche vampiro ¿Qué locura era esa? ¿Acaso era alguna historia de anime japonés o que? Si alguien es vampiro se queda como vampiro y punto. Pero si esa afirmación era cierta ¿Por qué me vuelvo vulnerable de día, como los humanos? Es más ¿Por qué puedo alimentarme en el día de comida normal? ¿Acaso un vampiro no consume más que sangre?

-¿Te pasa algo? ¿Te quedaste callado?
-¿Ah? No nada…
-Y cuéntame ¿Cómo te fue ayer?
-Ayer…pues…
-Déjame adivinar, de seguro saliste con Shogo y Stephanie…
-Pues si pero…
-…y Shogo no pudo controlarse y comenzó a coquetear con cualquier chica que pasaba por ahí.
-Eh…no exactamente.
-¿No? ¿Significa que alguna chica no cayo en los “encantos vampiricos” de Shogo?
-Pues si lo quieres ver así…
-Me pregunto quien será esa chica…debe ser alguien fuera de lo común.
-Si que lo es
-¿La conoces?
-Se llama Milagros Grace y es una…comerciante de bienes raíces.
-¿Bienes raíces? Pues debe ser muy bonita y muy inteligente.

María había acertado, si que era bonita e inteligente, y no solo eso, también era muy ágil, de otro modo no seria una cazavampiros.

-María tengo que hablar contigo.
-OK, te escucho.
-Esta chica, Milagros Grace, no es tan solo una comerciante de bienes raices, ella es una cazavampiros.

Hubo un silencio en toda la casa, luego María empezó a reír.

-Oye, no es broma.
-Pero claro que lo es ¿Cazavampiros? No bromees. Nadie puede matar a un vampiro.
-Pues ella casi lo hace conmigo y con Shogo y también con la mascota de Degónius.
-¿Degónius?
-Es un vampiro Tremere, es un demente que creo un monstruo llamado Sully, que es un Blautsauger.
-¿Un que?
-Un…mejor te cuento todo desde el principio.

Y así lo hice, le conté todo lo que había pasado: Desde el juego de póker en el Taita hasta mi enfrentamiento con Milagros.

-…y de ahí me dio esta tarjeta.-Le dije mostrándole la tarjeta personal de Milagros.
-¿Fuiste al Taita a buscar chicas? ¿Y estando conmigo?-María se enojó.
-No, fui la Taita por que necesitaba dinero.
-Y lo primero que se te ocurrió fue ver a la chica bonita y coquetear con ella ¿No?
-Eso no es verdad, además, esa chica quiere matarme.
-No lo creo
-¿Por qué?
-Aun sigues con vida.
-No me mato por que salio el sol y según ella, por cuestión de honor no me mataría.
-Creo que tú le gustas.
-¿Tu crees?-Le pregunte en broma, pero ella no lo tomo muy bien.
-¿Cómo que si creo? ¡Por que eres tan…!
-Era broma, tranquila. Además no pienso fijarme en alguien que quiere matarme.

María se tranquilizo, sea como sea lo que dije tenia mucho sentido, yo no me podría fijar en alguien que me quiere matar y cuyo único objetivo en la vida es acabar con todos los vampiros, y muy aparte de todo eso, yo soy muy fiel. Así que no puedo estar con una chica y con otra a la vez, eso me traería cargo de conciencia (es algo que aun tengo siendo vampiro).

-Bien Vaynard, yo también conocí a alguien.
-¿Ah?
-Si, pero descuida, es una chica, se llama Bianca.
-¿Bianca?
-Si, Bianca. Ella es una…una… ¿Cómo le dicen ustedes?
-No se a que te refieres con “ustedes”
-¡Ah! Es una Ghoul.
-¿Una que?
-Una Ghoul. ¿Nunca has escuchado ese término?
-Pues no.
-Un Ghoul es un ser humano que ha bebido de la sangre de un vampiro, adquiriendo habilidades físicas similares a los de un vampiro.
-¿Existe tal cosa?
-Pues Bianca existe, así que si.
-¿Y como la conociste?
-Pues da la casualidad que ella me estaba buscando a mi.
-¿Ella a ti?
-Si, ella a mi. Y lo curioso es que al parecer eres conocido para algunos vampiros.
-¿Yo?-Estaba medio aturdido
-Si, tu. El famoso vampiro que aguanta la luz, un vampiro renacido.-Dijo bajando la mirada.

Sentí que algo había cambiado en María. Quería decirme algo, pero no se abrevia.

-¿Estas bien? Siento que…
-¿Sientes?-María levanto su mirada, sus ojos estaban llorosos y enojados- ¿Tu eres capaz de sentir algo?
-¿Qué te sucede?
-Sucede que ya no eres el mismo Vaynard que conocí, del cual me enamore. Ni siquiera podemos salir juntos por que siempre pasa algo peligroso para mí.
-Pero es que es muy peligroso salir conmigo…
-¡Ya lo se! ¡Y por eso quiero que me conviertas en una vampiresa!
-Pero ya te dije que…
-¡Si, lo se! ¡Que no quieres! Pero Bianca me a dado la opción de volverme en una vampiresa.
-¿Qué?
-Si, lo único que yo te pido es que me vuelvas una vampiresa, nada más.
-No lo haré.
-Si no lo haces tu Bianca le pedirá a su maestra que ella me vuelva en una.
-No serias capaz.
-Es tu decisión, si me quieres, si quieres que este a tu lado, entonces tengo que vivir a tu ritmo, al ritmo de un vampiro.
-Eso es chantaje.
-No, eso es aclarar las cosas.
-María, yo no quiero convertir a nadie en vampiro ¿Acaso no entiendes que no me gusta ser lo que soy?
-No te creo.
-Perdí todo al convertirme en vampiro, no quiero que tú sufras por lo mismo.
-¡Lo único que tengo en la vida eres tu! ¡Y tu no quieres que yo sea algo tu eres!-María me grito
-¡Pues igual no lo pienso hacer!-Le devolví el grito.

María se seco las lágrimas que caían por sus mejillas. Me miro fijamente.

-¿Es tu ultima palabra?
-Si.
-Pues esto es el final para nosotros.
-¿Tu realmente deseas eso?
-Tú me obligas a hacer esto.
-Entiende por favor, no es que no te quiera, solo que…
-Solo que seria muy peligroso para mí, y protegerme se volvería un estorbo, ¿Verdad?
-No quiero que a ti también te crean un demonio.
-Si estoy a tu lado no importa lo que los humanos me digan, total siendo una vampiresa seria muy superior a cualquier humano.
-No sabes lo que dices.
-Quizá, pero si se lo que quiero. Y no muchas personas saben lo que quieren.
-No lo haré.
-Pues entonces me voy de aquí.
-Pero esta es tu casa…
-No, ya no quiero nada que me recuerde a que fui humano alguna vez, y eso también te incluye.
-OK. Entonces hasta aquí.
-Si, hasta aquí Vaynard.
-¿Te volverás una vampiresa?
-Si, Bianca me ayudara.
-¡¿Cómo puedes confiar en alguien que…?!
-En alguien que me dará algo que mi novio no me pudo conceder, ser una vampiresa.
-Estas loca.
-¡Ya vete!

Y eso hice, me fui. Regrese pasado dos horas a la casa de María pero ella no estaba. Se había ido. Me sentí muy mal, me sentí solo, triste, de lo peor. Mi único apoyo humano se había ido, la única persona que no me dio la espalda ya no era más parte de mi vida.

Sentí que mi vida (La nueva y extraña vida que tengo), ya no valía nada, así que busque la forma de acabar con todo, ya no quería ser vampiro, tampoco humano, simplemente quería acabar con esta vida.

Metí la mano en mi bolsillo y sentí una pequeña cartulina. La saque de mi bolsillo.

-Quizá ella pueda ayudar.-Dije en voz baja.

Fui hacia el teléfono y marque el número que estaba en esa pequeña cartulina.

-Alo. ¿Aun quieres matarme? Pues te doy la oportunidad esta noche.

Vaynard

viernes, 5 de marzo de 2010

Duelo Postergado

-¡Auspex!- No iba a dejar que Milagros acabara conmigo, al igual que ella, yo también tengo una misión y es encontrar a mi creador, al maldito que me volvió en esto.

El Auspex también sirve para adelantarse a los ataques enemigos leyendo con anticipación sus movimientos permitiendo de esta forma esquivar el ataque y realizar un contraataque preciso y mortal.

Los ataques de Milagros se volvieron esquivables gracias al Auspex. Ya podía saber los movimientos de la caza vampiros y por ende podría atacarla en cualquier momento. El problema era que no podía atacarla, no se por que, pero simplemente no podía.

-¡¿Que pasa vampiro?! ¡¿Se te acabo la energía?!-Me decía Milagros mientras me atacaba
-Esa es mi línea-Le respondí bloqueando con mi glaicus los ataques de Milagros.

Pero yo no tenia mucho tiempo, el sol estaba por salir. Si bien es cierto que el sol no me mata como a los vampiros tradicionales, si neutraliza mis habilidades vampiricas, incluyendo al Auspex.

Milagros salto para atacar desde el aire, para ser humana era muy ágil, quisiera saber como la entrenaron.

No tenía tiempo para pensar en eso, así que esquive el ataque de Milagros y procedí a contraatacar.

Mis golpes se volvían más peligrosos cada vez, me estaba emocionando al pelear con Milagros, era una emoción casi igual a la que tuve al entrenar con Beckett.

Además de la emoción, sentía una gran sed de sangre, una sed incontrolable, por un momento en la pelea con Milagros mis pensamientos se nublaron y solo tenía un objetivo fijo: Acabar con esa caza vampiros y beberme su sangre.

Mis ojos se tornaron más rojos aun, y mis movimientos eran más rápidos cada vez.

-Te matare-Le dije con una voz terrorífica, incluso se oyó terrorífica para mi.

Mi frase hizo retroceder a Milagros. –al parecer ella nunca había visto a un vampiro tan enojado y excitado por el combate como lo estaba yo.

No se por que, pero en ese momento me vino el recuerdo de Fernando, el amigo de Stephanie, a mi cabeza.

-¿No saben lo que es la bestia?
-No
-Es lo peor que le puede pasar a un vampiro. La bestia es el vampiro que esta descontrolado. Puede incluso matar a su familia o amigos y toma el control del cuerpo del vampiro. La bestia no distingue entre amigo o enemigo…el solo busca sobrevivir.
-Eso es solo, solo cuando matas gente inocente ¿Verdad?- Pregunte
-Si, solo cuando es gente inocente, no esas escorias humanas que tiran su vida al abandono…esos seres despreciables que se dicen ser humanos son menos humanos que nosotros.

La bestia estaba tomando control de mi cuerpo. Eso seria muy peligroso, tanto para los que me rodean como para mí.

Respire profundo, trate de calmarme, de poner mi mente en blanco. No dejaría que la bestia domine mi cuerpo porque, una vez que la bestia domine mis acciones, no habría vuelta atrás.

-¿Por qué te detienes?-Milagros estaba un poco confundida.
-La bestia-Le respondí-No quiero que me domine.
-¿Por qué? ¿Acaso no es mejor? ¿No se vuelven los vampiros más fuertes?
-No seria una pelea justa ¿No crees?
-¡¿Te estas burlando de mi?!
-No, solo digo que no seria una pelea justa.

Nos quedamos en silencio por un minuto.

-Ya esta, ya estoy calmado ¿Continuamos?
-¿Qué?
-Pregunto si deseas continuar.
-¿Por qué haces esto?
-No me lo preguntes, siempre he sido así.
-Bien, entonces…-Milagros se puso en posición de ataque-…continuemos.

Milagros corrió con toda la velocidad que tenia, pero algo en sus ojos había cambiado, no mostraba odio como hace unos pocos minutos, sino mostraba confusión.

En ese momento los rayos del sol alumbraron el boulevard de Barranco, el día había llegado y con el mis poderes se neutralizaron.

Las cuchillas de Milagros se detuvieron muy cerca de mi pecho.

-¿Pero que…?
-No seria justo.
-¿Qué dices?-Ahora el confundido era yo.
-Los vampiros renacidos no mueren con el sol, pero sus poderes se neutralizan en el día, quedando tan vulnerables como un humano común y corriente.-Milagros bajo sus cuchillas.-No te matare en ese estado.
-¿Te estas burlando de mi?
-No, solo digo que no te matare en ese estado. Estamos a mano
-¿A mano?
-Si hubieras peleado con la bestia controlándote de seguro estaría muerta, pero tu te detuviste, aun no entiendo por que lo hiciste, pero eso se llama tener honor.

Milagros me dio la espalda y comenzó a andar, se estaba retirando de nuestro combate.

Me quede idiotizado con sus palabras. ¿No me mataría por que soy honorable? ¿Es que fanática del bushido o algo así?

-Oye, espera
-¿Si Vaynard?
-Podemos arreglar esto otro día, o mejor dicho otra noche.
-Si, claro-Metió su mano a uno de sus bolsillos y saco una tarjeta. Luego la lanzo hacia mí.
-¿Esto es…?-Dije recogiendo la tarjeta.
-Mi tarjeta personal, aunque tu ya tienes mi numero ¿Verdad “Ricardo”?
-Eh…Si, ya lo tengo.

Milagros sonrío y se fue. Vale decir que aparte de ágil ella es muy extraña.

Leí la tarjeta en voz baja.


“Milagros Grace Santos”
Agente inmobiliario
Teléfonos: 992350923-5561240



-Así que te dedicas a lo de bienes raíces, quien lo diría.

Milagros ya no estaba en el lugar, ni Shogo ni los vampiros restantes. Me quede solo sosteniendo la tarjeta de mi cazadora.

Volví a casa de María, tenia que resolver las cosas con ella. No me gusta dejar las cosas en el aire. Además si un problema se puede solucionar hablando pues ¿Por qué no intentarlo?

Mientras pensaba en dicha pregunta vino a mi cabeza Milagros. Esa chica no era para nada diplomática, con tal de cumplir su misión, la de acabar con todos los vampiros, sobretodo con Lucita.

Lucita, la vampiresa que había acabado con los padres de Milagros, había dejado vivir a Milagros para que ella vengue la muerte de sus padres. ¿Por qué haría eso? Si es una asesina pues hubiera acabado con Milagros. De verdad no le veo el sentido de dejar vivir a alguien con ese trauma.

También pensé en Degónius, ese demente vampiro que más que Tremere parece un Malkavian.

Y por ultimo en Karl, el Assamita que quiere matarme.

-No es justo, son tres contra uno. No se por que todos quieren matarme.-Dije suspirando.

Mi nueva vida como vampiro había pasado de ser interesante a riesgosa. Ya no era solo tomar sangre de chicas simpáticas o salir de noche a ganar dinero usando habilidades vampiricas, ahora se había vuelto todo muy complicado. En realidad todo se volvió complicado con nuestro viaje a Henoc. Si hubiéramos dejado a Karl y a Vladimir en Brujah quizá nada de esto hubiera pasado. Nada de Assamitas, ni de Nosferatus ni de Tremeres ni de caza vampiros.

Quizá si no hubiera dejado tanto tiempo a María seriamos más unidos y no tendríamos más problemas de pareja. Aunque un vampiro y un humano no podrían tener una relación normal ¿O ustedes creen que si?

Llegue a la casa de María. Todas las luces estaban apagadas, ella estaba durmiendo en su habitación.

No quería interrumpirla así que dormí en la sala, cuando ella despertara le contaría todo lo que había pasado, incluyendo lo de Milagros Grace.

Pero lo que yo no sabia es que ella también tendría algo que decirme al despertar, algo que cambiaria nuestras vidas por completo.



Vaynard


miércoles, 17 de febrero de 2010

Milagros Grace: La vengadora

Corría el año de 1992 cuando Milagros Grace tenía 4 años. Ella es la hija de lo que fue el matrimonio Grace Santos, una pareja joven limeña, muy enamorada y con ganas de surgir por su bienestar y el de su pequeña hija.

Cuando Milagros cumplió los 4 años de edad recibió la noticia que su padre, el buen señor Antonio Grace, partiría rumbo a España por asuntos laborales. La pequeña Milagros no pudo contener el llanto aquel día, pero su madre la calmo diciéndole que su padre se iba para buscar un futuro mejor para ella.

Pero algo no dejaba tranquila a la pequeña Milagros Grace, algo le decía que su padre no volvería o si volvía quizá seria con otra familia. Para tener 4 años Milagros era muy despierta y muy madura, tanto que sabia la realidad de los amores de lejos.

Pero por más suplicas y lagrimas que derramo no pudo evitar el destino de su padre.

El señor Antonio Grace era una persona muy correcta y quería mucho a su familia. Cada semana el se comunicaba con su familia para ver como estaba su amada esposa y su adorada hija. Las llamadas internacionales en ese entonces eran muy caras pero al señor Grace no le importaba con tal de escuchar las voces de sus dos amores.

Fueron varias navidades que Milagros paso sin su padre, para ser exacto fueron como seis. Imagínense navidades incompletas, felicidades a medias, risas huecas para esconder el dolor que ella y su madre sentían por la ausencia del señor de la casa.

Pero los días de tristeza acabaron cuando Milagros llego un día de la escuela.

-“¿Qué? ¿De veras? No lo puedo creer…”-La voz de la señora Sofía Santos de Grace provenía desde la cocina del departamento donde ella y Milagros vivían.

Milagros fue hacia la cocina a ver por que su madre sonaba tan emocionada.

-¿Mamá? ¿Quién es?
-Es tu padre, quiere hablar contigo-Le dijo Sofía a su hija.
-Aló papá, ¿Cómo estas?
-“Hola hijita, bien estoy bien.”-La voz del señor Grace sonaba alegre-“Adivina”
-Pá, tu sabes que no me gustan las adivinanzas ni las cosas incompletas ¿Qué te paso?
-“Vuelvo la próxima semana a Lima”
-¡¿En serio?!-Milagros no lo podía creer
-“Si, ya estaremos juntos de nuevo y seremos una familia otra vez”

Milagros y su mamá lloraron de felicidad, era lo que ambas habían soñado durante años, volver a ser la familia feliz que era antes del viaje de Antonio. Esa noche madre e hija celebraron como nunca antes habían celebrado algo. Estaban más que felices, y no era para menos.

El vuelo del señor Antonio Grace llego un 25 de Mayo de 1999, justo el cumpleaños de Milagros, que mejor regalo para sus 11 años de edad que volver a ver su padre. Milagros fue al aeropuerto con su madre a recoger a su papá.

Cuando lo vieron, ambas corrieron hacia el, lo abrazaron, lo besaron, fue un reencuentro bastante emotivo.

-¿Y que tal el viaje cariño?
-Bien, saque mucho dinero, lo suficiente para vivir bien durante 10 años, así que vamos a invertirlo correctamente.
-¿Y como es España?-Le pregunto Milagros
-Es un lugar hermoso, con mucha cultura, claro que la vida es muy cara.
-¿Y las mujeres?-Le bromeo su esposa.
-Mentiría si digo que son feas. Las españolas en su mayoría son muy atractivas. Eso me hace acordar…
-¿Qué cosa papá?
-Hoy en la noche llega una amiga que conocí en España. Se llama Lucita pero allá en Madrid le dicen Lucía.
-¿Lucita? ¿Qué edad tiene papá?
-Parece una chica de 20 años, aunque no se realmente su edad. Te llevaras bien con ella.
-Si, ya quiero conocerla-Le respondió Milagros a su padre con una sonrisa.


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Las cuchillas de Milagros rozaron mi cuello, si no hubiera sido por mis buenos reflejos ese golpe hubiera sido el final para mi.

-Maldito vampiro, quédate quieto
-Si me quedo quieto me mataras, además yo no tengo que ver nada con Lucita.
-¡No menciones a esa perra!-Me grito Milagros tratando de aplicarme una estocada
-¿Pero que te hizo Lucita?-Le pregunte bloqueando la estocada con mi glaicus.
-¡Ya te dije que no la menciones!

Shogo se cansó de estar a la defensiva y empezó a atacarla. Pero sus ataques eran bloqueados por Milagros. Estaba muy bien entrenada.

-Shogo no te metas en esto.
-Pero Vaynard, ella quiere matarnos, la tengo que detener-Me dijo Shogo mientras asestaba golpes de glaicus contra Milagros.
-¡Te he dicho que pares!-Le grite.

Shogo paro su ataque y retrocedió.

-¿Pero que te pasa?
-Nada, es que…
-¿Qué cosa?
-Note que su odio no es contra “todos” los vampiros
-¿Qué?
-Esa vampiresa, Lucita, algo le debe haber hecho a Milagros, algo muy malo. Y no lo averiguare si te quedas aquí.
-¿Quieres que me vaya? Vaynard, esa chica puede matarte.
-Lo se, pero es un riesgo que tengo que correr. Ahora vete, de seguro que Stephanie y los demás están persiguiendo a Degónius.
-¿Pero…?
-¡Solo vete!-Le dije a Shogo.

Shogo no discutió más y se retiro del lugar dejándome a Milagros y a mí a solas.

-Eres muy valiente, o muy idiota para decidir enfrentarme solo.
-No quiero pelear, solo quiero saber que paso con Lucita. Yo no tengo que ver nada con ella, pero quisiera saber el por que tu…
-¿El por que odio a los vampiros?
-Si, eso

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El mismo 25 de Mayo en la noche llego Lucita. La señora de Grace y Milagros se quedaron admiradas de la belleza de Lucita.

Era alta y esbelta, con piel olivácea y cabello negro. Aparentaba la edad de una joven de 20 años. Usaba un vestido morado con adornos negros. Sus ojos mostraban mucha vitalidad y una confianza grande.

Todo el aeropuerto se quedo paralizado por la belleza de la madrileña que acababa de pisar suelo limeño.

-¡Aquí Lucita!- El señor Grace agito su brazo y gritó para llamar la atención de Lucita.

Lucita fue hacia donde estaba la familia Grace Santos.

-Hola Antonio, que buena bienvenida
-Gracias, me alegro que vinieras
-Y vosotras son su esposa e hija ¿cierto?-Lucita se dirigió a las dos mujeres.

Milagros estaba impresionada con la belleza de aquella dama extranjera. No había belleza tal como la de Lucita. Una tez suave, como si hubiera sido esculpida en mármol por el mismo Miguel Ángel.

-Hola, yo soy Milagros, mucho gusto.
-Hola Milagros, tu padre habla mucho de ti.
-¿En serio?
-Si, tu padre te quiere mucho-Le dijo Lucita a Milagros con un acento español muy hermoso.

Los días pasaron, luego los meses y luego dos años. Todos habían cambiado un poco excepto Lucita que mantenía su mismo rostro sin cansancio, sin arrugas, sin errores. Un rostro y cuerpo perfecto que robaba los corazones de cada hombre que la miraba, y el señor Grace no fue la excepción.
El señor Grace, aquel padre dedicado y esposo amoroso cambio su actitud. Se volvió más frío, cortante, ya no demostraba la alegría que lo caracterizaba y siempre llegaba tarde y cansado, como si algo o alguien le estuviese absorbiendo la vitalidad.

Milagros noto el cambio de su padre muy rápido. Siempre había discusiones en casa por cualquier cosa. El señor Grace siempre paraba irritado, excepto cuando hablaba de su querida amiga Lucita.

El hablar de Lucita llego a ser muy incomodo para Milagros y su madre.

Las discusiones no paraban. Todas las noches eran pleitos y más pleitos, hasta que un día sucedió lo inevitable.

-¡Quiero el divorcio!-Sofía se había artado de la relación que últimamente llevaba con su esposo.
-¡Bien! ¡¿Eso quieres?! ¡Pues eso tendrás!
-No se que te paso…Desde que esa mujer Lucita vino a Lima tu cambiaste.
-No metas a Lucita en esto.
-¿Por qué no? Ese es mi punto de vista.
-Lucita no tiene nada que ver en esta relación, que por cierto ya esta arruinada.
-¡No te quiero volver a ver!-Le grito Sofía a Antonio con lagrimas en los ojos.

Antonio salio enojado de la casa. Sofía se quedo llorando en el sofá.
Milagros había presenciado todo eso desde su habitación. En su cabeza solo había una idea: La culpable de la destrucción de la relación de sus padres era Lucita, no había duda alguna.

Así que un día Milagros fue a buscar a su padre al departamento donde el se había ido a vivir. Ella estaba segura que podía arreglar la relación de sus padres, solo seria cuestión de convencer a Antonio que deje de ver a Lucita, o mudarse lejos, hacer una nueva vida los tres juntos.

Pero lo que Milagros vio al llegar al departamento de su padre fue lo peor que le pudo haber pasado.

En el piso estaba el cuerpo de su madre, la señora Sofía, inerte. Y en el sofá estaba Antonio abrazando a Lucita. Claro que la expresión del padre de Milagros no mostraba nada, no había ningún signo de emoción en su mirada.

Lucita por su parte estaba besando el cuello de Antonio. Pero aquel beso que Lucita daba a Antonio no era simplemente un beso. Lucita estaba ingiriendo la sangre del padre de Milagros.

-¡Mamá! ¡Papá!-Milagros salio del shock en el que había caído al ver la escena.

Lucita dejo de succionar la sangre de Antonio y miro a la asustada Milagros.

-Tu madre vino a hablar con tu padre, pero nos encontró a ambos besándonos. La pobre no aguanto la ira que la invadía y decidió atacarme…Que humana para mas gilipollas.-Le dijo Lucita a Milagros entre risas.
-¿Qué eres?
-Yo, mi querida amiguita, soy una vampiresa. Y debo decir que la sangre de tus padres es una de las mejores que he tomado.
-¿Por que…?-Milagros se preguntaba en voz alta entre sollozos.
-Querida, no es tu culpa, tu padre se enamoro perdidamente de mí, y decidió darme todo a cambio de mi amor, incluso su sangre.

Los ojos de Milagros cambiaron de penosos a furiosos.

-¡Te matare! ¡Te matare!-Milagros corrió hacia la mesa y cogió un cuchillo.
-¿Tu? ¿Matarme?

Milagros corrió hacia Lucita tratando de clavar el cuchillo en el pecho de la vampiresa. Pero Lucita era mas rápida que ella y pudo detener el ataque de Milagros con una sola mano.
Lucita le arrebato el cuchillo a Milagros y la levanto con un solo brazo del cuello.

-Mira niña, como te dije en un momento la sangre de tus padres estuvo deliciosa, pero de seguro tu sangre debe ser mejor, la mezcla de ambos.
-¡Suéltame!
-Te dejare vivir, hasta que crezcas un poco, de seguro la sangre de los humanos son como los vinos, mientras mas se añejen, debe ser mejor, tu eres muy joven, casi una niña, cuando seas mayor y aun quieras asesinarme búscame. Si tu pierdes tu sangre será mía ¿Entendido?

Milagros trataba de escapar de las garras de la asesina de sus padres, pero por mas esfuerzo que hacia no lograba su objetivo.

Lo último que recuerda Milagros de aquel día tan horrible fue que apareció echada en una cama. Las paredes de su alrededor estaban decoradas con figuras religiosas y en el techo de esa habitación había un símbolo de una cruz que terminaba en punta, como si fuera una espada. Era el símbolo de la Sociedad de Leopoldo, aquella sociedad que la acogió cuando Milagros estaba desamparada, que la entreno, cuido y alimento el odio hacia los hijos de Caín, los Vampiros.

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-Mato a mi familia
-¿Lucita?
-Si, es una asesina. Ella y yo tenemos un pacto. Me entrene para acabar con ella.
-Pero ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
-La sociedad de Leopoldo teme que hayan más vampiros como tu, los que denominan renacidos. La misión de la sociedad ahora es acabar con todos los renacidos que encuentre. Pero quizá tengas amigos que conozcan a Lucita.
-No lo creo
-Entonces no me eres útil, ningún vampiro lo es. Te matare y luego seguirá Lucita.

Estaba a punto de amanecer.
-¡Genial!- Pensé –Otra noche perdida.

Si no actuaba rápido pues Milagros acabaría conmigo, ya que de día mis poderes se neutralizan quedando tan indefenso como un humano.

-Adiós Vaynard

Milagros corrió apuntando sus cuchillas hacia mi corazón.


Vaynard



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miércoles, 10 de febrero de 2010

La muerte que robo la felicidad

-¿Matarme? ¿Pero que hice ahora?
-Ser un asqueroso vampiro, eso
-Oye ¿Acaso crees que deseo ser un vampiro?
-No me importa, igual eres uno de ellos y uno muy peligroso.

Milagros seguía apuntándome con su lanza estacas.

-¿Peligroso? ¿Yo? ¡¿De que rayos me hablas?!
-¡Tu eres un renacido! Un vampiro único que puede hacer su vida tanto de día como de noche.
-¿Y?
-¿Y? Por órdenes de la sociedad de Leopoldo tengo que acabar contigo.

No podía concentrarme, tenia por delante a Degónius que trataba de matar a Milagros y por otra parte Milagros que trataba de matarme. Y yo en el medio tratando de defender a la chica que quería acabar conmigo. Tenia que hacer algo rápido o sino tanto Milagros como yo moriríamos.

-¿No puedes matarme otro día? Si no te haz dado cuenta estoy tratando de salvar tu vida.
-Nadie te pidió que lo hicieras demonio.
-No me digas así, tengo un nombre.
-¡Cállate asqueroso vampiro! Para mi sigues siendo un demonio al quien tengo que matar.

Degónius dejo de forcejear conmigo, se alejo y fue a ayudar a su mascota Blautsauger.
Eso me dio unos segundos suficientes como para alejarme de Milagros y ponerme a salvo de sus mortales estacas.

-Vaynard ¿Estas bien?-Me pregunto Stephanie
-Si, gracias.

Milagros observo a todos los renacidos y a Beckett.

-Así que todos ustedes son vampiros ¿No?
-Si, así es, pero no somos como tú crees.-Le dije
-¿De veras? ¿Acaso no tomas sangre?
-Eh…buen punto, pero eso no implica que…
-Entonces eres un vampiro.

Milagros me apunto con su lanza estacas.

-Tiene que haber una un error, yo no soy el malo aquí. Además yo no quiero ser un vampiro.
-No digas tonterías Vaynard, las personas elijen ser lo que son, nadie los obliga a serlo.
-Pero es verdad, yo…
-¡Ya cállate! No digas más. Hoy tu y tus amigos chupasangre se despedirán de este mundo.

La caza vampiros empezó su ataque lanzando una lluvia de estacas de plata que obligo a todos nosotros a movernos rápido para esquivar esos metales puntiagudos que nos podrían paralizar si tocaban nuestro corazón

-Joder contigo Vaynard-Me dijo Shogo cubriéndose detrás de un árbol -¿Por qué siempre te tienes que fijar en chicas locas? ¿No puedes buscarte a alguien normal?
-¿Puedes dejar el sermón para luego?-Me había puesto detrás de un muro cerca al árbol donde Shogo se estaba cubriendo.-Tenemos que detenerla y acabar con Degónius.
-¿No puede ser un loco a la vez?-Me pregunto
-No esta loca-Le respondí-Solo que no se el por que odia tanto a los vampiros

La lluvia de estacas no cesaba.

-Ya me canse de esa niña-Karl estaba muy enojado, solo bastaba con un loco como Degónius para acabar con su paciencia así que una caza vampiros lo había hecho enojar mas de la cuenta.
-Karl no hagas nada-Le dijo Vladimir.
-Vladimir tiene razón-Dijo Stephanie, los tres estaban ocultos detrás de un auto.-Nuestro objetivo no es esa chica, sino el Blautsauger y Degónius.

La lluvia de estacas paro. Milagros empezó a recargar rápidamente sus muñequeras mortales.

Shogo y yo corrimos hacia Milagros tan rápido que no tuvo tiempo de realizar la recarga completa. Para ser humana, tiene una velocidad y reflejos increíbles.

-No queremos pelear contigo. Tenemos trabajo que hacer. Ese vampiro que casi te mata es un…
-No me importa quien sea, tú vales más que cualquier vampiro. Eres un ser muy peligroso, de seguro si te elimino podré tener acceso a toda la información de la Sociedad de Leopoldo y podré cumplir mi objetivo más rápido de lo esperado.
-¿Objetivo? ¿Qué objetivo?
-Acabar con todos los de tu raza.
-¿Con todos los vampiros?-Shogo pregunto con tono de burla-Disculpa pero no creo que puedas acabar con todos los…

Tres estacas volaron hacia Shogo que por suerte las pudo esquivar.

-¡Oye! ¡Haz podido matarme!-Le grito Shogo a Milagros
-Eres rápido demonio.
-Milagros cálmate un momento. Quizá podemos resolver esto de alguna otra manera-Yo siempre tan diplomático
-Cierra la boca y prepárate a morir-Milagros mando mi diplomacia por un tubo.


Sus muñequeras para sorpresa mía y de Shogo no solo lanzaban estacas, sino también tenían un botón que al activarlas sacaban dos filudas cuchillas casi tan filudas y letales como nuestras glaicus.

-Vaya, eso no lo vi venir-Me dijo Shogo tragando saliva.

Milagros empezó a atacarnos con sus cuchillas. No nos quedo remedio que presionar los botones de nuestras glaicus para defendernos de los ataques de la caza vampiros.

Mientras Shogo y yo nos defendíamos de los mortales y certeros ataques de Milagros, Stephanie, Karl y Vladimir fueron a perseguir a Degónius que había aprovechado el pánico generado por la señorita Grace para huir llevándose consigo a su monstruo. Beckett también había desaparecido.

Milagros había sido muy bien entrenada para pelear de esa manera. Si nosotros no hubiéramos entrenado con Beckett o con Stephanie de seguro que hace rato ella nos hubiera cortado el cuello con un solo movimiento de sus cuchillas.

-Detente, no queremos pelear contigo
-Cállate, seres como tu merecen morir-Me decía Milagros mientras su cuchilla chocaba con la de mi glaicus.
-¿Pero que te hemos hecho nosotros?-Le pregunto Shogo justo antes de detener un fuerte golpe producido por Milagros

Milagros retrocedió unos siete pasos. Estaba furiosa y triste a la vez.

-Una vampiresa…una vampiresa destruyo lo que más quería en esta vida.
-¿Vampiresa? ¿Stephanie acaso?
-¿Quién? ¿Te refieres a tu amiga? No ella no fue, pero también acabare con ella.
-Como si pudieras-Murmuro Shogo con tono de burla.
-Entonces ¿Quién fue?
-Su nombre es Lucita, una Lasombra antitribu.
-¿Lasombra?
-Si, es muy hermosa y por eso los estúpidos hombres caen rendidos a sus pies, son capases de dejar a sus novias, esposas, familias por seguirla.
-Pero ¿Qué te hizo Lucita?-Le pregunte

La mirada de Milagros se perdió en el vacío, al parecer sus pensamientos volvieron al pasado, a su terrible pasado de sufrimiento.

Pero ese estado solo duro unos segundos. Su mirada volvió a ser la de la cazadora fría y feroz que era.

-No les importa lo que me haya pasado.-Milagros nos apunto con sus dos cuchillas.-Acabe con ustedes en este momento.

Se puso en posición de ataque. Estaba decidida a eliminarnos y nosotros no nos dejaríamos matar.

-Quizá esa tal Lucita le quito un novio o algo ¿No crees Vaynard?-Me pregunto Shogo
-No lo se, pero mejor prepárate a defenderte. Esa chica, Milagros Grace, esta muy bien entrenada. Al parecer la Sociedad de Leopoldo la entreno con la finalidad de acabar con todos los vampiros, es tan ágil como una Assamita.

Shogo y yo nos preparamos para cualquier ataque de Milagros.

-Antes de matarlos quiero preguntarles algo.
-¿Qué cosa?-Le pregunte bajando la guardia un poco.
-¿Cómo es posible que seres muertos como ustedes, sin corazón, sin ningún sentimiento humano quiten la felicidad al resto de personas?
-¿Qué? Oye yo aun tengo sentimientos humanos así que no generalices-Le respondí.

Milagros esbozo una sonrisa.

-Lo siento por tu novia Vaynard, pero es mi deber eliminarte. Adiós.
-Espera ¿No podemos hablar?

Milagros corrió hacia nosotros, esta vez quería acabar su trabajo como caza vampiros y trataría de no cometer errores.

¿Quién era Lucita? ¿Qué le había pasado a Milagros? ¿Por qué piensa que todos los vampiros destruimos la felicidad de los humanos? Tenia ya varias cosas en mi cabeza y todas esas preguntas tendrían respuesta si es que sobrevivía al ataque de Milagros.




Vaynard



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