miércoles, 10 de febrero de 2010

La muerte que robo la felicidad

-¿Matarme? ¿Pero que hice ahora?
-Ser un asqueroso vampiro, eso
-Oye ¿Acaso crees que deseo ser un vampiro?
-No me importa, igual eres uno de ellos y uno muy peligroso.

Milagros seguía apuntándome con su lanza estacas.

-¿Peligroso? ¿Yo? ¡¿De que rayos me hablas?!
-¡Tu eres un renacido! Un vampiro único que puede hacer su vida tanto de día como de noche.
-¿Y?
-¿Y? Por órdenes de la sociedad de Leopoldo tengo que acabar contigo.

No podía concentrarme, tenia por delante a Degónius que trataba de matar a Milagros y por otra parte Milagros que trataba de matarme. Y yo en el medio tratando de defender a la chica que quería acabar conmigo. Tenia que hacer algo rápido o sino tanto Milagros como yo moriríamos.

-¿No puedes matarme otro día? Si no te haz dado cuenta estoy tratando de salvar tu vida.
-Nadie te pidió que lo hicieras demonio.
-No me digas así, tengo un nombre.
-¡Cállate asqueroso vampiro! Para mi sigues siendo un demonio al quien tengo que matar.

Degónius dejo de forcejear conmigo, se alejo y fue a ayudar a su mascota Blautsauger.
Eso me dio unos segundos suficientes como para alejarme de Milagros y ponerme a salvo de sus mortales estacas.

-Vaynard ¿Estas bien?-Me pregunto Stephanie
-Si, gracias.

Milagros observo a todos los renacidos y a Beckett.

-Así que todos ustedes son vampiros ¿No?
-Si, así es, pero no somos como tú crees.-Le dije
-¿De veras? ¿Acaso no tomas sangre?
-Eh…buen punto, pero eso no implica que…
-Entonces eres un vampiro.

Milagros me apunto con su lanza estacas.

-Tiene que haber una un error, yo no soy el malo aquí. Además yo no quiero ser un vampiro.
-No digas tonterías Vaynard, las personas elijen ser lo que son, nadie los obliga a serlo.
-Pero es verdad, yo…
-¡Ya cállate! No digas más. Hoy tu y tus amigos chupasangre se despedirán de este mundo.

La caza vampiros empezó su ataque lanzando una lluvia de estacas de plata que obligo a todos nosotros a movernos rápido para esquivar esos metales puntiagudos que nos podrían paralizar si tocaban nuestro corazón

-Joder contigo Vaynard-Me dijo Shogo cubriéndose detrás de un árbol -¿Por qué siempre te tienes que fijar en chicas locas? ¿No puedes buscarte a alguien normal?
-¿Puedes dejar el sermón para luego?-Me había puesto detrás de un muro cerca al árbol donde Shogo se estaba cubriendo.-Tenemos que detenerla y acabar con Degónius.
-¿No puede ser un loco a la vez?-Me pregunto
-No esta loca-Le respondí-Solo que no se el por que odia tanto a los vampiros

La lluvia de estacas no cesaba.

-Ya me canse de esa niña-Karl estaba muy enojado, solo bastaba con un loco como Degónius para acabar con su paciencia así que una caza vampiros lo había hecho enojar mas de la cuenta.
-Karl no hagas nada-Le dijo Vladimir.
-Vladimir tiene razón-Dijo Stephanie, los tres estaban ocultos detrás de un auto.-Nuestro objetivo no es esa chica, sino el Blautsauger y Degónius.

La lluvia de estacas paro. Milagros empezó a recargar rápidamente sus muñequeras mortales.

Shogo y yo corrimos hacia Milagros tan rápido que no tuvo tiempo de realizar la recarga completa. Para ser humana, tiene una velocidad y reflejos increíbles.

-No queremos pelear contigo. Tenemos trabajo que hacer. Ese vampiro que casi te mata es un…
-No me importa quien sea, tú vales más que cualquier vampiro. Eres un ser muy peligroso, de seguro si te elimino podré tener acceso a toda la información de la Sociedad de Leopoldo y podré cumplir mi objetivo más rápido de lo esperado.
-¿Objetivo? ¿Qué objetivo?
-Acabar con todos los de tu raza.
-¿Con todos los vampiros?-Shogo pregunto con tono de burla-Disculpa pero no creo que puedas acabar con todos los…

Tres estacas volaron hacia Shogo que por suerte las pudo esquivar.

-¡Oye! ¡Haz podido matarme!-Le grito Shogo a Milagros
-Eres rápido demonio.
-Milagros cálmate un momento. Quizá podemos resolver esto de alguna otra manera-Yo siempre tan diplomático
-Cierra la boca y prepárate a morir-Milagros mando mi diplomacia por un tubo.


Sus muñequeras para sorpresa mía y de Shogo no solo lanzaban estacas, sino también tenían un botón que al activarlas sacaban dos filudas cuchillas casi tan filudas y letales como nuestras glaicus.

-Vaya, eso no lo vi venir-Me dijo Shogo tragando saliva.

Milagros empezó a atacarnos con sus cuchillas. No nos quedo remedio que presionar los botones de nuestras glaicus para defendernos de los ataques de la caza vampiros.

Mientras Shogo y yo nos defendíamos de los mortales y certeros ataques de Milagros, Stephanie, Karl y Vladimir fueron a perseguir a Degónius que había aprovechado el pánico generado por la señorita Grace para huir llevándose consigo a su monstruo. Beckett también había desaparecido.

Milagros había sido muy bien entrenada para pelear de esa manera. Si nosotros no hubiéramos entrenado con Beckett o con Stephanie de seguro que hace rato ella nos hubiera cortado el cuello con un solo movimiento de sus cuchillas.

-Detente, no queremos pelear contigo
-Cállate, seres como tu merecen morir-Me decía Milagros mientras su cuchilla chocaba con la de mi glaicus.
-¿Pero que te hemos hecho nosotros?-Le pregunto Shogo justo antes de detener un fuerte golpe producido por Milagros

Milagros retrocedió unos siete pasos. Estaba furiosa y triste a la vez.

-Una vampiresa…una vampiresa destruyo lo que más quería en esta vida.
-¿Vampiresa? ¿Stephanie acaso?
-¿Quién? ¿Te refieres a tu amiga? No ella no fue, pero también acabare con ella.
-Como si pudieras-Murmuro Shogo con tono de burla.
-Entonces ¿Quién fue?
-Su nombre es Lucita, una Lasombra antitribu.
-¿Lasombra?
-Si, es muy hermosa y por eso los estúpidos hombres caen rendidos a sus pies, son capases de dejar a sus novias, esposas, familias por seguirla.
-Pero ¿Qué te hizo Lucita?-Le pregunte

La mirada de Milagros se perdió en el vacío, al parecer sus pensamientos volvieron al pasado, a su terrible pasado de sufrimiento.

Pero ese estado solo duro unos segundos. Su mirada volvió a ser la de la cazadora fría y feroz que era.

-No les importa lo que me haya pasado.-Milagros nos apunto con sus dos cuchillas.-Acabe con ustedes en este momento.

Se puso en posición de ataque. Estaba decidida a eliminarnos y nosotros no nos dejaríamos matar.

-Quizá esa tal Lucita le quito un novio o algo ¿No crees Vaynard?-Me pregunto Shogo
-No lo se, pero mejor prepárate a defenderte. Esa chica, Milagros Grace, esta muy bien entrenada. Al parecer la Sociedad de Leopoldo la entreno con la finalidad de acabar con todos los vampiros, es tan ágil como una Assamita.

Shogo y yo nos preparamos para cualquier ataque de Milagros.

-Antes de matarlos quiero preguntarles algo.
-¿Qué cosa?-Le pregunte bajando la guardia un poco.
-¿Cómo es posible que seres muertos como ustedes, sin corazón, sin ningún sentimiento humano quiten la felicidad al resto de personas?
-¿Qué? Oye yo aun tengo sentimientos humanos así que no generalices-Le respondí.

Milagros esbozo una sonrisa.

-Lo siento por tu novia Vaynard, pero es mi deber eliminarte. Adiós.
-Espera ¿No podemos hablar?

Milagros corrió hacia nosotros, esta vez quería acabar su trabajo como caza vampiros y trataría de no cometer errores.

¿Quién era Lucita? ¿Qué le había pasado a Milagros? ¿Por qué piensa que todos los vampiros destruimos la felicidad de los humanos? Tenia ya varias cosas en mi cabeza y todas esas preguntas tendrían respuesta si es que sobrevivía al ataque de Milagros.




Vaynard



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