domingo, 19 de octubre de 2014

Assamita-Nictuku-Tremere

Vladimir estaba sentado en la sala de su mini departamento ubicado en un hotel en el corazón de Miraflores.
Dicho hotel era controlado por Karl y por el, usaban habilidades vampíricas para usar a su antojo a los empleados del local y de paso ganaban ingresos por el alquiler del resto de habitaciones. De hecho, el ser vampiro te da una increíble facilidad para hacer dinero y vivir bien, lo malo es que nunca sabes cuando tus intereses rozaran con los intereses de otro vampiro igual o más ambicioso y generaran peleas que podrían causar daños graves a la ciudad.

El vampiro Assamita tenía entre sus manos un marco que protegía una fotografía antigua, de la época cuando Vladimir era aun humano.
La foto mostraba a un grupo de tres niños, dos hombres y una mujer.

-Yuri, Nastia…ya deben de estar muertos…como los extraño.

Yuri y Nastia (el diminutivo de Anastasia) eran los hermanos de Vladimir. Yuri era el hermano mayor y Nastia la menor de los Blabaski. Vladimir no los volvió a ver desde que decidió huir de Alemania Oriental junto con Karl. Incluso no los pudo ver después de la caída del muro de Berlín; era como si sus hermanos hubieran desaparecido, como si Berlín Oriental se los hubiera tragado.

Las sirenas de los autos policiales se oían a lo lejos, al parecer había una persecución o un político importante estaba pasando con su escolta.

-Esta ciudad emite mucho ruido- Dijo Vladimir con un ligero tono de queja.

Vladimir se acerco a la ventana para observar la agitada vida nocturna de la ciudad.
Para ser uno de los asesinos más sanguinarios y temidos entre los vampiros tenia un carácter muy tranquilo, como si nada le afectara.

Su observación y análisis de los humanos se vio interrumpido por unos fuertes golpes a la puerta de su departamento.

-¡Vladimir! ¡Soy Vaynard! ¡Abre!
-¿Vaynard? ¿Qué haces aquí?-Dijo Vladimir alzando un poco la voz pero manteniendo su tranquilidad.
-¡Abre la puerta por favor!

Vladimir abrió la puerta y de inmediato entre con Milagros.

-Si, adelante, están en su casa – Dijo Vladimir.
-Vladimir, disculpa por llegar sin avisar, lo que pasa es que…
-Disculpas aceptadas Vaynard, aunque no esperaba visitas la noche de hoy…
-Si, si, lo se, lo que sucedió fue que...
-¿A todo esto como me encontraste?
-¿Qué?
-¿Cómo me encontraste? ¿Deje algún rastro de sangre?
-Si…pero ese no es el punto, veras, estamos huyendo de…
-¿Rastro de sangre?...que raro…de seguro fue Karl, no es tan cuidadoso en algunos aspectos.

-¡Oye, escucha lo que Vaynard tiene que decir!- Milagros había perdido la paciencia.

Vladimir observo a Milagros.

-Verdad…disculpa ¿Cuál es tu nombre?
-Milagros Grace, cazavampiros de la Sociedad de Leopoldo, o mejor dicho, ex cazavampiros, ahora soy una vampiro…como Vaynard y tu.
-Interesante. Por favor, tomen asiento, enseguida estoy con ustedes.

Milagros y yo estábamos confundidos por la tranquilidad de Vladimir.

El Assamita regreso con dos vasos llenos de sangre.

-Por favor, tomen asiento- Nos dijo Vladimir con una sonrisa entregándonos los vasos.

Nos sentamos y aceptamos la sangre que nos ofreció.

-Y bien ¿Que hace una ex cazadora de la Sociedad de Leopoldo con un vampiro que, según tengo entendido, se encuentra registrado como peligroso dentro de la lista de tu grupo, o mejor dicho, ex grupo?
-Vaynard me convirtió en una de ustedes, fui herida de muerte en un combate con un vampiro llamado Degónius.
-Degónius…asi que el Tremere esta en el mundo humano.
-Si, y no solo esta el, su mascota, ese Blautsauger, es indestructible.
-¿Blautsauger?...asi que lo consiguió.
-¿Consiguió? ¿Consiguió que Vladimir?- Le pregunte.

Vladimir se levanto de su sillón, fue a la cocina y regreso con un vaso con sangre. Se acerco a la ventana que daba a la calle, tomo un sorbo y habló.

-Degónius es un Tremere muy peligroso. Esta en la lista de sangre de los Justicars y es conocido dentro de su clan como el Científico Demente.
-¿Científico?
-Si, verán, ese sujeto no es un Tremere normal, incluso él es odiado entre los suyos. Lo expulsaron del clan por su afición diabólica con la fusión de cuerpos.
-Espera… ¿Fusión?
-Si, mezcla de cuerpos, una atrocidad incluso entre los vampiros.
-¿Peor que diablerizar?
-Si, aunque para los Tremere eso debe ser normal ya que el fundador de este clan diablerizó a un vampiro antediluviano de un clan posiblemente extinto llamado Saulot, del clan Salubri.
-¿Clan Salubri?-Pregunto Milagros –Nunca he oído de ellos.
-Como dije, el clan posiblemente este extinto, y si queda algún Salubri debe de estar bien oculto en algún rincón de Henoc o de este mundo.

-Vladimir. En el primer encuentro que tuvimos con Degonius, el comento que había participado en la creación de los renacidos. No puedo dejar de pensar en eso ¿Acaso somos experimentos? ¿Y por que Beckett no quiere decirnos nada? ¿Acaso nuestro creador es tan peligroso que ni siquiera todos los renacidos juntos pueden vencerlo?
-Vaynard, te mostrare algo que Karl descubrió hace un tiempo atrás, estoy seguro que se molestara cuado se entere que yo te enseñé esto pero tu te has ganado mi confianza.

Vladimir se puso de pie y fue hacia una pequeña computadora portátil que estaba en un escritorio.

-Acércate Vaynard, tu también Milagros, quiero que observen esto.

En la pantalla se veían imágenes de Europa Oriental mucho antes de la caída de muro de Berlín, imágenes de cadáveres deformes, algunos mutilados.

-¿Que es eso? Es horrible- Comento Milagros
-Eso es el registro de pruebas experimentales que Karl pudo robar de un grupo guerrillero al norte de Alemania, el líder de este grupo era un vampiro exiliado del clan Tremere, al igual que Degonius.
Karl elimino a todo el grupo incluyendo a su líder y tomo esta información donde, en resumen, se muestra experimentos realizados de fusión de cuerpos entre diversos clanes vampiricos. Como te puedes imaginar el mentor de este estudio fue Degonius. También se muestran resultados de las primeras criaturas creadas a manos de Degonius en donde el Tremere afirma que sus criaturas serán más feroces que los mismos Nictukus.

-¿Nictukus? ¿Qué es eso?-Pregunté
-Un Nictuku es un ser de las leyendas Nosferatus. La leyenda del clan dice que el Antediluviano Nosferatu es uno de los más repulsivos y rencoroso miembro de la tercera generación el cual está decidido a acabar con toda su línea de sangre, si no con todos los Vampiros. Las supuesta razón es que Caín le lanzo la maldición que lo volvió a el y a su descendencia en las horrendas criaturas que son ahora los Nosferatus. El nombre de este Nosferatu antediluviano es Absimiliard.

-Vaya, sabes mucho de la historia de los vampiros- Dijo Milagros
-En realidad mi maestro fue quien me enseño todo lo que yo se.
-¿El mismo maestro que tuvo Karl? ¿El del olor a jazmín y mascara roja?
-No…si bien es cierto que el nos entreno para ser Assamitas yo no concluí mi entrenamiento con el…a mi me entreno un vampiro llamado Yamil, un Assamita que vivía en el bosque. A diferencia del resto de Assamitas, el era alguien muy culto que no solo pensaba en asesinar…es una lastima que haya tenido que acabar con su nueva vida cuando la bestia se apoderó de él.

Por un momento la mirada tranquila y amable de Vladimir cambio. Era como si el breve recuerdo de su maestro Yamil lo trasportara a una época de duro entrenamiento, tanto físico como mental. Su mirada era incluso más aterradora que la de Karl.

-Vladimir…
-Lo siento, aunque sea un vampiro, los sentimientos humanos como la nostalgia son un poco difícil de eliminar…en fin…si Degonius creo esos seres significa que puede hacer un ejército, y eso mi amigo, es lo que evitaremos.
-¿Qué? Espera un momento Vladimir, no sabemos donde esta Degonius.
-Pues eso no será difícil, hay un grupo de personas que realizan una búsqueda de todos los vampiros en el mundo, si Degonius y su grupo de creaciones están en Lima ellos nos lo pueden decir pero les advierto, no esperen un buen recibimiento de parte de ellos ¿Verdad Milagros?
-Te…te refieres a la Sociedad de Leopoldo ¿Cierto?-Dijo Milagros un tanto nerviosa.
-Si, correcto, tu ex grupo. ¿Pasa algo?
-Pues veras…no podemos ir a la Sociedad de Leopoldo.
-¿Por qué?

-Venimos de ahí…y como que…destrozamos un poco el lugar- Dijo Milagros con una nerviosa sonrisa.
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sábado, 9 de marzo de 2013

La Conversión de Shogo


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Stephanie y Shogo salieron del lugar donde estaban conversando. Ya era muy tarde y casi no había personas en la calle.
-Es increíble que Vaynard te haya dicho que no sabe bailar.-Shogo estaba riéndose.
-No seas burlón Shogo, el hace el intento. Además si no aprendió a bailar cuando era humano, mucho menos lo hará ahora que es vampiro.
-¿Por qué lo dices? Tenemos toda una vida para aprender nuevas cosas.
-Si, es verdad, pero…
-¿Pero?
-Pero Vaynard no quiere ser un vampiro. No creo que haya disfrutado el hecho de perder a su familia, que lo cree un demonio; su empleo, sus antiguos amigos…debió ser chocante para el.
-Stephanie, ambos vimos lo que paso con la familia de Vaynard. Su propio hermano lo quiso matar. Eso no es normal, y su madre había planificado todo. Por otro lado, trabajo se puede conseguir y por ultimo nosotros somos sus amigos ahora.            
-Lo estimas mucho ¿No?
-Claro, el es mi amigo. No es como los otros vampiros que conozco, esos apostadores que les gusta andar de noche buscando chicas fáciles para tomar su sangre…
-¿Cómo tu?
-Pero que mal concepto tienes de mi Stephanie. Yo lo hago para saciar mi sed. Eso es todo.
-Eres un mentiroso.
-Quizá, si…después de todo el mundo de nosotros los vampiros esta sumergido en mentiras y mas mentiras.
-¿Beckett te dijo eso?
-Si, el viejo será un cascarrabias pero tiene buenos pensamientos.
-Si es verdad…-Stephanie se quedo mirando a Shogo-Y…tu… ¿Tienes familia?
-¿Familia?
-Si, familia, ya sabes, padre, madre, hermanos.
-Si, si tengo una familia, aun esta viva.
-¿Y ellos saben que tu eres vampiro?
-No…para ellos yo estoy enterrado. “Mori” en un accidente. Yo era el mayor de mis hermanos y el único heredero.
-¿Heredero?
-Así es, mi padre era japonés, había acumulado riquezas en la tierra del sol naciente. Vino al Perú y se caso con una peruana. Mi madre tuvo tres hijos, un varón, o sea yo, y dos mujeres. Mi padre murió cuando yo tenia 13 años así que, por tradición japonesa, yo era el heredero de mi familia hasta que…
-¿Qué paso?
-Una noche estaba paseando en mi motocicleta y…
-¿Motocicleta? Típico…
-…Me caí de la moto, sufrí un grave accidente. Los médicos no me daban esperanzas de vida.
-¿Y?
-Un día, una sombra entro en el cuarto del hospital, aunque yo no podía ver nada ni hablar sentí su presencia, una presencia fría, como si fuera…
-La muerte-Interrumpió Stephanie.

Shogo asintió.

-En ese momento, no se como saque fuerzas para abrir mis ojos, y fue cuando vi esa sombra, su mano estaba sobre mi frente, yo no sabia que hacer, si quedarme viendo o acumular fuerzas para gritar del susto. La sombra emitió una risa malévola que hizo estremecer mi corazón, y luego sentí un dolor tremendo en el cuello, la sombra estaba parada frente a mi, no hizo nada mas que tocar mi frente, no se que me mordió. De ahí no recuerdo nada más. Desperté en             el cementerio, al lado de mi tumba. Ya te puedes imaginar el susto que me pegue al ver mi nombre grabado en una lapida.
-Si me imagino…no es nada normal.            
-La palabra normal perdió significado para mí esa noche.-Le respondió Shogo a Stephanie. –Esa noche que vi mi nombre en una lapida entendí que la vida es algo tan hermosa como para desperdiciarla, claro, ya era tarde para mi por que yo estaba muerto…o al menos eso pensé.
-¿Qué paso entonces?
-Tu Sire, creador, como quieras llamarlo, Beckett, me encontró. Estaba aun mirando mi lapida cuando su voz me despertó del shock…

-Oye… ¡Oye! ¿Hasta cuando seguirás viendo esa tumba?-Un hombre alto, vestido completamente de negro y con unos ojos rojos como la sangre miraba fijamente a Shogo.
-Q... ¿Quien eres? ¿Y por que esa lapida dice mi nombre?
-¿Qué no es obvio? Esa lapida dice tu nombre por que esa es tu tumba. Estas muerto. Mucho gusto soy Beckett.
-¿Qué dices?
-Que estas muer…
-¡Ya se que estoy muerto!-Le grito Shogo – ¿Pero no debería estar dentro de la tumba, o en el cielo?
-¿Eras idiota  antes de morir o que? Tócate ¿Eres plasma acaso?
-No…
-Entonces no eres un fantasma.
-¿Entonces que soy?

Beckett suspiro. Dio unos pasos y se puso frente a la lapida de Shogo.

-Shogo Isumo… ¿Padres japoneses?
-Padre, si
-Lo suponía, escucha ¿Qué tanto sabes de los vampiros?
-¿Vampiros? Eso no existe.
-No lo creo chico. Los vampiros existen. Yo soy uno, tú también lo eres, y así hay muchos por el mundo.
-Espera…espera ¿Soy un vampiro?
-Y también eres sordo…Si, si eres un vampiro.
-OK. Mire anciano, no creo en vampiros, no soy un fantasma y es obvio que esa lapida es una maldita broma que me han jugado. Así que si me disculpa me retiro.
-¿A donde iras?
-A casa, por cierto, buen efecto el de sus ojos rojos, casi me creo el cuento de vampiros…vampiros, si como no-Dijo Shogo alejándose de Beckett sin mirarlo.
-Es de muy mala educación…-Beckett apareció justo frente a Shogo –Dejar a una persona hablando sola.

Shogo quedo sorprendido, la lapida donde estaba Beckett estaba a unos cuatro metros de distancia. Beckett miro a Shogo y sonrió. Dos largos y blancos colmillos sobresalían de su dentadura.
En ese momento Shogo entendió que Beckett decía la verdad. El era un vampiro, un no-muerto y se tendría que olvidar del sol y por ende de todo lo que el sol trae: Bloqueadores, bronceadores, rayos ultravioletas, cáncer de piel…después empezó a analizar bien la situación: Playa, bronceadores, chicas, bikinis, chicas en bikinis, concurso de camisetas mojadas…

-Oye ¿Estas bien? Te veo deprimido.
-¿Y te parece mal que este así, anciano? ¡El sol me mata!
-Ah…si…veras. El sol no te mata.
-¿Ah?
-¿Ah?-Beckett imito a Shogo-El sol no te mata, eres un vampiro fuera de lo común, un renacido.
-¿Un…renacido? ¿Es broma? Ningún vampiro soporta el sol, eso es más que obvio.
-Un vampiro tradicional no, efectivamente tendría quemaduras muy graves que tardarían mucho en sanar al recibir el mas ligero roce con algún rayo solar; pero los vampiros renacidos como tu no mueren con el sol, solo sus poderes son neutralizados.
-¿Y hay más como yo? ¿O soy el único?

Beckett sonrió, había visto algo en ese muchacho que no era muy común en los vampiros.
-Si, hay más como tu. Eso me recuerda que tengo una pequeña misión para ti.
-¿Y de que se trata? Por que si es algo como presentarme ante mi familia y decirles “¡Hey! No estoy muerto, bueno si, pero soy un vampiro” prefiero no hacerlo.
-No muchacho, no es eso. Solo necesito que encuentres a un grupo de vampiros como tu.
-¿Y que hay a cambio?
-¿A cambio?
-Si, a todo trabajo hay una recompensa.
-Bien, a cambio te diré quien es tu creador, seguramente el te podrá dar algo agradable, como dinero y mujeres ¿Eso te gusta no? Obviamente yo nunca hubiera convertido a un chico tan estúpido y banal como tu.- Beckett dio media vuelta y camino hacia la salida del cementerio –Y puedes demorarte todo lo que quieras, total no hay apuro, tienes toda una vida…ja, eso si fue gracioso…

Al inicio quise ubicar a mi creador por que me daría dinero y chicas y ¿Qué hombre no desea eso? –Dijo Shogo –Pero, días después me enteré que un vampiro tuvo ordenes por parte de mi creador de generar un accidente al heredero de la familia Isumo.

-Eso quiere decir…
-Si, ese sujeto quería volverme vampiro de alguna forma, y no se le ocurrió otra manera más simple de provocar un accidente y despojarme de todo lo que en vida tenia.
-¿Mujeres y dinero?
-No Stephanie…así no lo creas, lo que más extraño es mi familia.- Respondió Shogo – Me entere también que el vampiro que había causado el accidente paraba en diversos bares de la ciudad. Y fue así que decidí buscar a ese vampiro y también a mi maldito creador.
-¿Y fue así como diste con Vaynard?
-Si, ahora que lo pienso bien, no hay casualidades en esta vida. Vaynard también estaba en la búsqueda de renacidos y obviamente Beckett le había prometido que le diría el nombre de su creador.
-Aquí entre nos Shogo…si Vaynard llega a saber quien lo transformo en vampiro ¿Crees que lo asesine?
-Si, estoy más que seguro que lo hará.- Shogo guardo silencio por un instante –Lo que me recuerda que en nuestro primer encuentro, en donde casi nos matas tú dijiste que conocías a nuestro creador.
-Si, es verdad. Lo he visto un par de veces
-¡¿Qué?!
-Si, recuerda que soy la pequeña princesa de Beckett.
-¿Sabes su nombre?
-No
-¿No?
-No, solo se su seudónimo. Al parecer este sujeto le salvo la vida a Beckett dándole un poco de su sangre, sangre la cual yo adquirí.
-¿Y como se hace llamar?
-Hével, se hace llamar Hével
-¿Por qué usan nombres extraños? ¿No se pudo poner…no se…Raúl?
-Ese vampiro es muy antiguo, quizá tan antiguo como los hijos de Caín. Beckett solo lo volvió a ver dos años después de mi conversión. Es un sujeto extraño, vestía una tunica negra y una mascara con una decoración extraña en forma de rasguños de color rojo, como si un gran tigre le hubiera dado un zarpazo en el lado izquierdo del rostro.
-Bien, sabemos que es un vampiro antiguo llamado Hével que tiene un gusto extraño con su vestimenta y usa una mascara…será fácil ubicarlo.
-No lo creo…
-¿Por qué lo dices?
-“Yo te diré el por que chico Gangrel” –Una voz conocida se oyó en la oscuridad.

Stephanie y Shogo se volvieron a ver a quien interrumpía la conversación.
Era Karl Von-Shnaider, el Assamita desertor y ahora el más buscado en Henoc.

-Karl ¿Qué demonios haces aquí?-Pregunto Shogo
-Pensé que si los seguía encontraría a Vaynard, veo que me equivoque.
-¿Sigues con la idea de matarlo? –Stephanie pregunto un tanto preocupada
-No, no quiero matarlo, pero tengo que devolverle el favor que me hizo en el Rebel Blood.
-Bien, dudo que puedas vencer a Vaynard-Dijo Shogo -Ahora, ¿Por que dices que no podremos vencer a este Hével?
Karl miro con enojo a Shogo por el comentario, luego suspiro y dijo:
-Hével, si es que de verdad se llama así, fue uno de los objetivos prioritarios de los miembros del Justicar, incluso el príncipe negro Dominick puso una orden general en todo Henoc para buscarlo. Se envió una orden incluso al mundo humano que me llego cuando estaba en la fortaleza de los Assamitas, el Alamut. Dicha orden decía que debíamos capturar con vida a este vampiro, ya que era una gran amenaza para nuestro mundo y el mundo humano. Como era de esperarse los mejores asesinos calificados fueron en su búsqueda, incluso cuatro miembros de los Justicars fueron.
-¿Y? ¿Lo atraparon?
-Todos los doscientos vampiros voluntarios, menos uno, murieron, incluyendo a los cuatro miembros de los Justicars.
-¡¿Qué?!- Shogo y Stephanie estaban asombrados, ellos habían oído de la gran habilidad que un Justicar tenía en las batallas, sin embargo escuchar que cuatro habían caído sin contar el número de voluntarios era algo que no les cabía en la cabeza.
-Y eso no es todo, el único sobreviviente dijo que nunca se enfrentaron al tal Hével, solamente pelearon contra dos del grupo de Hével.
-Es broma ¿No? ¿Solo dos contra doscientos y además cuatro Justicars? ¡Es una locura!-Shogo estaba un poco exaltado
-Si, lo se, ni yo lo podía creer. Según fuentes de inteligencia son diez los miembros que se aliaron con nuestro supuesto creador y no todos viven en Henoc, la mayoría se oculta más allá de Henoc, cruzando las fronteras…
-Espera un segundo Karl- Stephanie interrumpió rápidamente- ¿Quieres decir que no solo es Henoc el continente? ¿Por qué nunca lo supe?
-Por que es clasificado niña, no todos los vampiros saben lo que hay más allá de las fronteras de Henoc, y en mi opinión estoy de acuerdo con eso, hay fuerzas que no comprendemos más haya de Henoc y al parecer esos diez son los más calificados para poder estar por esos lares.
-¿Alguna vez has ido más allá de Henoc? ¿Qué hay?- Stephanie estaba intrigada y emocionada, su asombro y temor por los ayudantes de Hével había desaparecido.
-No, nunca he salido de los límites de Henoc, excepto por el mundo humano, y tampoco quisiera salir a menos que fuera muy necesario. Miren, no es que me preocupe por ustedes pero no es muy inteligente salir de los limites solo por curiosidad y mucho menos para ir a buscar a vampiros que están más allá de su…nivel.
-De seguro Vaynard querrá ir a buscar a Hével y no le importara cruzar los límites de Henoc contal de encontrarlo.
-Que haga lo que quiera, es más si ustedes lo quieren seguir adelante, es el problema de ustedes. Yo no me arriesgare, tengo cosas pendientes que hacer en Henoc como limpiar mi nombre por ejemplo.

Karl se alejo de la pareja lentamente, después de todo había hecho su buena acción del día: Advertir a Shogo y a Stephanie que o salieran de los limites de Henoc o morirían definitivamente.

-¡Ah! Otra cosa mas Shogo- dijo a lo lejos Karl –Este tal Hével no solo creo a Vaynard, sino a ti, a Vladimir y a mí. Si tienes un poco de cerebro sabrás que ir a atacarlo seria una gran estupidez, nadie sabe donde esta y primero tendrían que vencer a sus diez guerreros. Piénsenlo bien chicos.

Diciendo esto Karl desapareció del lugar sin dejar rastro.

-¿Qué haremos?- Le pregunto Stephanie a Shogo.- Karl buscara a Vaynard y le dirá todo esto.
-Vaynard no lo pensara dos veces, el ira a buscar a ese tal Hével y créeme, lo buscara más allá de Henoc si es necesario.
-¿Por qué todo se complica justo antes del baile?-Dijo Stephanie haciendo una mueca de disconformidad. –Y asumo que como el compañero fiel que eres seguirás a Vaynard así tengas que salir más allá de Henoc ¿Verdad?
-Ya sabes la respuesta- Respondió Shogo con una sonrisa.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Escape del cuartel




El silencio del cual gozaba el cuartel de la sociedad de Leopoldo camuflado como un convento se vio bruscamente interrumpido por las explosiones las balas explosivas que salían de la minigatling del padre Rimara.

-¡Muere Vaynard!-Gritaba Rimara descargando todo su arsenal sobre mi.
-¡Detente Rimara, destruirás todo!-Le respondí mientras corría evitando tanto las balas como las explosiones.

El cuartel se estaba cayendo a pedazos. No soportaría muchas explosiones más.

Por suerte los disparos cesaron,  las municiones explosivas de Rimara habían llegado a su fin.

-Maldición.
-¡Es mi turno!-Corrí hacia el con mi glaicus que mostraba un hermoso brillo en la hoja, era el brillo del acero pidiendo saciar su sed de sangre.

Rimara dio media vuelta y corrió hacia el  gran vestíbulo del cuartel (que milagrosamente aun seguía intacto) y se metió en una habitación.

-Ríndete Rimara, no tienes escapatoria.-Dije entrando al vestíbulo.

El sacerdote había dejado la puerta de su temporal refugio abierta, así que entre a terminar este combate.

-Rimara, esto acabo.
-Aun no- Contesto Rimara camuflándose en la oscuridad del cuarto.
-No seas tonto, soy un vampiro, puedo ver en la oscuridad, de nada sirve esconderte.
-¿Y eso te hace sentir orgulloso?
-No, pero es una habilidad que sirve para los combates.-Aun no había usado Auspex, es mas, nisiquera estaba tratando de encontrarlo, solo quería acabar con esto sea peleando o sin pelear.
-Vaynard ¿Pelearías conmigo sin usar tus “habilidades”?
-No voy a pelear. Solo déjanos a Milagros y a mi salir de este lugar con el libro y listo.

Rimara salio de las sombras, tenia en su mano derecha un sable con un mango dorado.

-Rimara…
-Lo que busca Milagros no es un libro
-¿Qué?
-Milagros busca un libro antiguo, pero nosotros no lo tenemos en un libro.
-¿Ah?
-La información esta en un ordenador, en un disco duro. Nunca lo encontrara.
-No deberías de subestimar a Milagros, después de todo la entrenaron para ser una experta cazadora.
-Mientras ella se demora buscando el Corpus Maleficarum, me gustaría saber si podrías vencer a un humano sin usar tus habilidades vampiricas, una pelea limpia como se diría, claro que para ustedes los vampiros eso no existe.

Rimara me apunto con su sable, estaba muy decidido a acabar conmigo.

-¿Y bien? ¿Aceptas?

No quería, pero si Milagros necesitaba más tiempo para encontrar lo que buscábamos no me quedaba otra opción.

-Esta bien Rimara. Ataca.

Rimara corrió hacia mi con la única intención de destajarme el cuello, fue muy veloz, estuve muy cerca de morir decapitado.

-Buenos reflejos vampiro
-Y tú eres muy veloz para ser…humano

Volvió a atacar, su golpe fue detenido por mi glaicus. El impacto fue tan fuerte que genero chispas.

-No me vencerás tan fácilmente
-No sabes usar una espada Vaynard.
-¡¿Qué?!  ¡Como te atreves!

Empuje a Rimara haciéndolo retroceder, corrí hacia el y di un giro de 360° apoyado sobre mi pie derecho, mi objetivo: Cortar en dos al sacerdote.

Rimara pudo detener el golpe a tiempo. Para una persona normal ese golpe hubiera sido su fin.
El impacto fue muy fuerte, Rimara tuvo que retroceder y ponerse en una posición defensiva por si es que otro golpe llegaba hacia el.

-¿Decías?-Le pregunte en tono de burla a Rimara.
-Retiro lo dicho vampiro, sabes usar la espada.

Nos seguimos atacando, nuestros sables sacaban chispas con cada choque. Rimara quería matarme y yo quería demostrarle que soy muy buen espadachín (me había dolido en el alma, si es que tengo, que me haya dicho que no sabia usar una espada)

-¡¿Qué esperas Rimara?! ¡Ataca con todo!
-¡Maldito chupasangre, morirás!

El sacerdote corrió queriendo acabar este combate con una estocada en mi garganta.
Me moví rápidamente hacia mi izquierda haciendo que la hoja del sable del padre Rimara siguiera su trayecto recto hacia la nada.

Rimara reacciono y dirigió su sable hacia su derecha con la intención de cortarme el cuello pero puse mi glaicus detuvo el golpe a centímetros del objetivo del sacerdote, el no se lo espero.

Realice un giro apoyado en mi pie izquierdo, empujando la hoja del sable de Rimara hacia un lado y dejándolo desprotegido ante cualquier ataque, a la vez mi glaicus se dirigía hacia la nuca del sacerdote golpeándolo fuertemente sin cortarlo.

El padre Rimara trato de aguantar el golpe pero, como todo mortal, no pudo hacerlo y su cuerpo salio volando tres metros hacia los escombros del patio principal.

-Rimara, un humano nunca podrá vencer a un vampiro en un combate uno a uno, te lo trate de advertir pero no hiciste caso-Mis ojos se estaban tornando color carmesí.

Rimara se levanto a duras penas.

-Por que… ¿Por qué no acabaste conmigo?
-Le prometí a Milagros que no mataría a ninguno de los miembros de su familia, por que eso es lo que son ustedes para ella.
-Eres extraño Vaynard, no me mataste teniendo la oportunidad de cortarme la cabeza, un vampiro normal no hubiera hecho eso.
-No soy un vampiro normal.

Unos pasos se escucharon a lo lejos, era Milagros y llevaba en su mano el disco duro de un ordenador, había encontrado el Corpus Maleficarum.

-¡Vaynard, lo tengo!
-¿Por qué tardaste tanto?
-No era un libro, era un disco duro.

Milagros vio a su alrededor, toda la zona del patio principal, parte de la primera planta y la segunda planta estaban destruidos.

-¿Qué demonios paso aquí?
-Pregúntale a tu amigo el sacerdote y a sus balas explosivas.
-¡No le faltes el respeto al padre Rimara!-Me grito Milagros –Lo siento padre, Vaynard carece de modales.
-¿Qué? ¡¿Qué?!- Le respondí- ¡El trato de matarme! ¿Por qué le pides disculpas?

Rimara, que se estaba recuperando del fuerte golpe recibido hace unos instantes, se quedo observando a Milagros.

-¿Por qué Milagros? ¿Por qué tu venganza pudo más?
-Padre, lo siento mucho. Se que lo que he hecho no tiene perdón, se que condene mi cuerpo como mi alma pero…
-¿Pero?
-…Pero me entrenaron con un propósito, y es librar a la tierra del mal. Uno de esos males son los vampiros.  Pero como vera, no todos los vampiros son malvados. Vaynard, a quien estaba persiguiendo para darle muerte trato de defenderme dos veces. Y por lo visto usted ya lo noto.

Rimara estaba en silencio, lo que decía Milagros tenia sentido, yo no era malo, incluso teniendo la oportunidad de matar al sacerdote no lo hice, eso debe de contar como un punto a favor mió ¿No creen?

-Padre, se que no debí convertirme en una vampira, pero si moría, mis padres nunca encontrarían el descanso eterno y no podría completar la misión que se me encomendó. Seres como Lucita o el Sire de Vaynard, que lo convirtió sin el desearlo son la maldad que debemos eliminar, ellos son los verdaderos enemigos del mundo. Y si convirtiéndome en lo que jure destruir ayudara a restablecer la paz y la justicia en la tierra pues…

-Pues... ¿Que?-Rimara le pregunto a Milagros
-Pues…-Milagros voltio a verme – No me arrepiento de la decisión que tome y de esta nueva oportunidad que tengo de acabar con el mal.

Mire al padre Rimara, una mezcla de tristeza y aceptación se reflejaban en sus ojos.

-Bien, creo que perdí ¿No? Ya tienen lo que buscaban, se pueden ir.
-Padre yo…-Milagros quería decirle algo más.
-Milagros, espero que puedas vengar a tu familia, pero recuerda que por ser una vampira con habilidades peligrosas tú nombre figurara en la lista del Corpus Maleficarum, la sociedad no será inflexible en sus acciones y te cazaran.  Te dejare ir por esta vez. Ahora váyanse antes que el pelotón de asalto de la sociedad vengan.

Rimara no se equivoco, un grupo numeroso empezó a entrar al cuartel, estaban fuertemente armados y lo mas probable es que sus municiones fueran las mismas balas explosivas que el padre uso en su ametralladora.

-¿Hay algún vehiculo que podamos usar?- Le pregunte a Rimara
-Si, sigan de frente hasta el patio trasero y doblen a la izquierda, hay un portón de rejas y unos cinco vehículos.
-Gracias, vamos Milagros.
-Si
-Espera Vaynard- Rimara estaba muy serio.
-¿Ahora que?
-Tú también serás perseguido por nosotros que no te quepa duda, así que por favor…cuida a Milagros.
-Descuide reverendo, lo haré.-Le dije sonriendo.

El pelotón de asalto entro y empezó a disparar.
Las ráfagas de balas nos rozaban pero ninguna afortunadamente nos dio.

Llegue con Milagros hacia uno de los vehículos.

-¿Pero que carazos es esa cosa?-Dije señalando el vehiculo
-Es un Packard coupé convertible 8, modelo 1935- Me respondió Milagros –Es un clásico.
-Eso es chatarra ¿A cuanto va? ¿A 10 kilómetros por hora?
-¡Deja de quejarte y sube!

El pelotón de asalto entro a la zona de vehículos y empezó a disparar.

-¡¿Qué esperas?! ¡Arranca!
-Eso intento- Decía Milagros tratando de arrancar.

El motor encendió

-¡Perfecto!- dijo Milagros- ¡Vamonos!
-¡Espera! ¡Noooo….!

Milagros piso el acelerador y el auto salio disparado a más de 100 kilómetros por hora

-¡Estas loca! ¡Vas a matarnos!
-¡Ya estamos muertos! ¡No te quejes!

Rompimos la cerca de seguridad y salimos hacia la calle, hacia la avenida.

-¿Nos siguen?
-¿Bromeas no? Esta cosa esta a más de ciento veinte kilómetros por hora ¡Como rayos nos van a seguir!
-¿Te da miedo como conduzco Vaynard?-Milagros me miro con una sonrisa burlona dibujada en su rostro.
-No me da miedo solo que… ¡Camión! ¡Camión! ¡Camión!


Milagros movió rápidamente el timón esquivando al gran camión de carga que venia directo a nosotros

-¡Pero estas demenente! ¡Estamos en contra del tráfico! ¡No sabes conducir!
-¡No me grites! ¡Me estoy esforzando!
-¡Increíble! ¡Puedes matar como toda una asesina profesional pero no puedes conducir un auto!
-¡Cállate!

Milagros aun seguía conduciendo contra el trafico y esquivando a cada auto que venia hacia nosotros.

-¡Suelta el volante!
-¿Qué?
-¡Suelta el maldito volante!
-¡Muerte Vaynard!
-¡Si no lo sueltas ambos moriremos! ¡Es que es un común que ninguna mujer sepa conducir!
-¡Machista!
-¡Suelta el volante!
-¡No!

Saque mi glaicus, lo active y corte de un solo movimiento el timón

-¡¿Qué haces?! ¡Era un clásico!
-¡No me importa, salta!

Saltamos del auto y rodamos por la pista. Por nuestra piel resistente a ciertos golpes no nos paso nada pero el auto choco contra un muro y quedo inservible

-¡El auto especial para el Papa! ¿¡Por que lo hiciste!?
-¿Era para el Papa? Me alegro que lo haya destruido. ¿Tienes el disco?
-Si lo tengo.

A lo lejos se escuchaban ruidos de sirenas: Era la policía que había recibido informes de un auto viajando a excesiva velocidad y yendo contra el tráfico.

Era muy probable que la Sociedad de Leopoldo también estuviera en camino.

-Corre Milagros.
-¿A dónde?
-Vamos hacia Miraflores.
-¿Qué?
-¡Corre y no preguntes!
-Pero…

No tenia tiempo para discutir con Milagros, la agarre del brazo y corrí con ella rumbo a Miraflores.

Sin Shogo y Stephanie solo tenia un lugar donde ocultarme, no me gustaba mucho la idea pero era mejor ocultarme por ahora…


Vaynard



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martes, 20 de noviembre de 2012

El plan del vampiro enmascarado

-¿Y bien Degónius? ¿Qué me puedes informar?
-Mi señor, cumplí con el objetivo, la humana a muerto.
-Magnifico. ¿Y Vaynard?
-Asumo que debe estar enojado y frustrado. No pudo defender a la humana.

Degónius estaba arrodillado frente a una figura oscura que se encontraba sentada en una gran silla decorada con cráneos de oro. El sujeto que estaba sentado estaba completamente vestido de negro y tenia una mascara extraña.

-Degonius, en estos momentos nuestro mundo se encuentra en crisis ¿Lo sabes?
-Si mi señor.
-Esos vampiros renacidos salieron defectuosos, siguen apegados a los humanos y eso genera muchos retrasos en nuestros planes.
-Mi señor, Beckett esta con ellos. Los renacidos ya saben que Beckett tuvo mucho que ver en el proceso de creación.
-Beckett…Beckett, un vampiro genial, un héroe entre nosotros, una lastima que haya optado ir a favor de los humanos en esta guerra.
-Disculpe mi señor ¿Dijo guerra?
-El enmascarado se levanto de su costosa y terrorífica silla y camino hacia un gran ventanal que tenia frente a el.

-Degonius, tu eres un Tremere especial, eres un genio, amante de la ciencia y de la genética. Gracias a tu habilidad y tus experimentos hemos podido crear seres que puedan vivir bajo la luz del sol sin ningún problema, sin embargo algo fallo en nuestro plan. ¿Sabes que es ese fallo?
-Si lo se mi señor, el libre albedrío
-¡Correcto! ¿Ves por que digo que eres un genio? El libre albedrío, esa libertad de pensar, actuar y sentir por ellos mismos. Un don que los humanos no supieron aprovechar nunca. He visto desde la clandestinidad como los humanos han ido evolucionando, y puedo decir sin temor a equivocarme que mientras la ciencia humana avanza, el comportamiento de los humanos involuciona. Seres tan despreciables no deberían tener esa facultad de tener un libre albedrío. Es por eso que cree a los renacidos, bueno, no a todos. Esa chica, Stephanie, la “princesa” de Beckett fue algo que nunca estuvo dentro de mis planes.
-Mi señor ¿Desea que la elimine?
-No, aun no.

Hubo un largo silencio en aquella sala oscura.

-Si mi señor pudiera explicarme a que guerra se refiere….
-Oh! Si, lo siento, la guerra. Veras Degonius, siempre he tenido una teoría, siento que Dios en toda su gigantesca sabiduría, supo que uno de sus ángeles caídos crearía el vampirismo, y aun así, no hizo nada para evitarlo ¿Por qué? ¿Sabes la respuesta?
-No mi señor.
-En realidad nadie la sabe, pero pienso que seres tan perfectos como nosotros, excluyendo a los Nosferatus, tenían de tarea, de misión, cuidar a sus hermanos menores, a sus hermanos limitados, a los humanos. Y todo hubiera sido perfecto si tan solo se nos hubiera permitido vivir bajo la luz del sol. ¿Sabes? Siempre he pensado que ni siquiera los humanos merecen la luz del sol.

El ambiente se puso muy tenso y pesado, el frió era matador y Degonius no podía hacer otra cosa que quedarse de rodillas escuchando a su “señor” hablar.

-Le dimos todo a los humanos, creamos ciudades, creamos arte, creamos ciencia. Les enseñamos a los humanos como crear una civilización después del diluvio. ¡Creamos Cartago! Oh…mi querida Cartago, aun me duele recordar que aquella vez nos matamos entre hermanos, nosotros los vampiros aprendimos cualidades tan asquerosas, típicas de humanos, que ahora muchos jóvenes vampiros piensan que es normal hacerlas. Pero todo eso llegara a su fin.
-Mi señor ¿Que tiene en mente?

El sujeto enmascarado se alejo del ventanal y se acerco a Degonius. Se arrodillo y estuvo cara a cara (o mascara) con el Tremere.

-¿Puedo confiar en ti?
-Mi señor, le he sido leal desde que lo conocí, yo daría mi vida por usted sin dudarlo.
-Si, lo se mi amigo, y es por eso que te diré que pasara.

El “señor” de Degonius se puso de pie nuevamente y se dirigió a su silla. Se sentó y empezó a hablar

-Los corazones son débiles, los humanos son débiles y todo lo que tenga que ver con ellos es una muestra de debilidad. ¿Sabes que alguien que es bueno, noble y gentil, si le quitas todo lo que tiene, todo lo que ama, se puede volver el ser mas despiadado sobre la faz de la tierra?
-Si mi señor.
-Una vez conocí a un tipo llamado Job…
-¿Job, el de la Biblia?
-Exacto, el mismo. El fue la única persona que siguió siendo justo, siendo noble aun después de todas las tragedias que “de prueba” le fueron mandadas. Curioso sujeto, siempre lo admire, pero admire más a quien permitió que le hicieran todo eso.
-Se refiere a Dios
-Si, correcto. Así que pensé, si todos somos hijos de Dios, por que yo no puedo crear seres que me sean fieles incluso si les quito lo que ellos aman.
-Si mi señor me permite interrumpir-Dijo Degonius- ¿Nosotros no seriamos hijos del demonio?
-Oh mi querido Degonius, tenemos esencia de Dios, somos dioses en potencia. Y es por eso que entre tantos humanos elegí a Vaynard como experimento final.
-¿Vaynard?
-Si, Vaynard, mi creación, lo que debería ser mi orgullo. Le di una vida de poderes únicos, que cualquier humano quisiera tener y cambio solo quise hacer la misma prueba que le hicieron a Job ¿Y que recibí a cambio? Mi creación quiere matarme, no es para nada agradecido con lo que le di, le he dado una vida eterna.
-Mi señor, en uno de los encuentros que tuve con el, oí que el detesta la vida eterna.
-¿Ves por que lo elegí? ¡Es único! No ansia la vida eterna, no ansiaba tener ningún poder extraño y yo como su creador se lo di, lo bendije con algo que ningún simple mortal tendrá, a cambio lo libere de su entorno social humano, de su familia que solo lo retrasaría en su evolución como un ser superior. ¿Y así me paga? Lo malo es que lo renacidos no pueden…
-Ser controlados mentalmente-Dijo Degonius
-¡Es por eso que digo que eres un genio! Así que si no podemos controlar su mente, pues controlaremos sus emociones.


En ese momento tocaron a la puerta de esa sala.

-Degonius, abre la puerta por favor.

Degonius se puso de pie y se apresuro a obedecer las órdenes de su amo.

Entro a la sala una chica muy hermosa, de estatura mediana, su cabello al igual que sus ojos de  castaño oscuro, una piel rosada y bien cuidada.

-Mi señor, he llegado a tiempo, como se lo prometí.

Degonius miro a la recién llegada con desprecio.

-Asquerosa humana ¿Que haces aquí?
-Mi señor me dio una orden y he venido a darle el reporte. Y traigo noticias urgentes, así que no te interpongas entre mi señor y yo.
-¡¿Cómo te atreves asquerosa humana a hablarme de esa forma?! ¡Deberías mirar al suelo mientras te diriges a mí! ¡Tu sola mirada me genera asco!
-Entonces deberías mirar a otro lado hechicero.
-¡Eres una zorra asque…
-¿Ya terminaron de saludarse?-Dijo el enmascarado un poco fastidiado.
-Mi señor, esta escoria humana me ha faltado el respeto.
-Tu lo hiciste primero Degonius, era un hecho que ella te contestaría. No le pidas disculpas, es una humana, pero no la provoques.

La chica no se inmuto ante este comentario, al parecer estaba de acuerdo que el vampiro enmascarado a quien llamaba señor la tratara así.

-Cuéntame Bianca.
-Mi señor, he logrado que la chica humana que era la novia de ese tal Vaynard se nos una. Ella anhela ser convertida en un ser superior como lo es usted.
-¿En serio? ¿Y por que Vaynard no la convirtió?
-Ella me contó que Vaynard no quiso que ella sufra lo que el sufre.
-¿Oíste eso Degonius? Vaynard solo ve sufrimiento en su conversión, no puede ver más allá. Pero yo le haré ver más allá. Gracias Bianca, mi fiel mascota, te puedes ir.
-Mi señor, tengo algo más que informar.
-¿Mas dices?
-Así es mi señor.
-Bien, dilo.
-Mi señor, me tome la libertad de seguir a Vaynard hace unas horas atrás. Iba acompañada de una vampiresa y estaban entrando a una alcantarilla.
-¿Alcantarilla?-El enmascarado estaba extrañado.
-Si mi señor, según pude oír se dirigían a un cuartel, algo acerca de Leopoldo. 
-¿Leopoldo dices?-El enmascarado se volvió a Degonius.
-Si mi señor.
-Y dime Bianca ¿Sabes como se llamaba la vampiresa que acompañaba a Vaynard?
-Si mi señor, su nombre es Milagros.
-Interesante, muy interesante. Bianca, gracias por la información, puedes retirarte. Y trae a la chica de tu especie ante mí, quiero conversar con ella.
-Como usted ordene mi amo.

Bianca se retiro del lugar.

-Respóndeme algo Degonius ¿No era acaso una chica que trabajaba con la Sociedad de Leopoldo la que estaba defendiendo Vaynard y a la cual tu mascota le dio muerte?
-Si mi señor- Respondió Degonius asustado hasta los huesos.
-Ya veo, no te preocupes, en si la mataste pero ahora la chica al parecer es una de nosotros. Creo que Vaynard la convirtió. Interesante.
-¿Interesante?
-Si Degonius, te daré una nueva misión. Se acerca la hora del juicio para los humanos, quiero que vayas con tu mascota Blautsauger fuera de los límites de Henoc y busquen a los vampiros que habitan en otras tierras. Reúne a todos los que quieran seguir nuestra causa, a los demás mátalos.
-Mi señor, esos territorios…son salvajes, incluso para los vampiros…
-¿Tienes miedo Degonius?
-No mi señor, como dije por usted daría mi vida, pero ¿Cómo haré para ubicar a los vampiros que están regados por todo el continente de Delmur?
-El continente de Delmur esta en constante guerra, y es muy probable que algunos vampiros se encuentren involucrados en esas batallas. Si llegas al centro del continente te será más fácil ubicarlos.
-Mi señor si no es mucha indiscreción ¿Usted que hará?
-El baile de Henoc esta a pocos días de iniciar, haré que sea una fiesta memorable en donde tanto la Camarilla como el Sabbat se mataran entre ellos y yo reinare triunfante sobre Henoc, y después marchare al mundo humano y tomare lo que siempre fue mió, lo que me quitaron…¡Lo que por derecho me corresponde! ¡El mundo humano es mió! Si nunca me hubieran…no, nada, ve Degonius, has lo que te he pedido y serás muy bien recompensado.
-Como ordene mi señor.

Degonius se retiro de la sala, dejando a su amo solo sentado en su terrorífico trono.

-Era muy joven cuando me quitaron el sol, la felicidad, la vida. El culpable fue castigado ¿Y eso basto? ¡Claro que no! El mundo de los humanos será mió. Y no solo el mundo humano, Henoc y todos los territorios de Delmur serán míos, todo será mió y no habrá Dios que impida mi juicio final. 

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domingo, 17 de abril de 2011

Milagros y su famoso tesoro.

El cuartel de la Sociedad de Leopoldo estaba en silencio, ni el bullicio de los autos cerca a la avenida ni las voces de los guardias aturdidos comentando lo que el padre Rimara acababa de decir se escuchaban. Milagros había partido a buscar el Corpus Maleficarum dejándonos al padre rimara y a mi en el patio del CSL. Rimara estaba enojado pero su carácter calmado no hacia lucir mucho su enojo, era muy similar al carácter de Vladimir, lo que volvía al padre Rimara una persona bastante peligrosa.

-¿Por qué quiere un vampiro el Corpus Maleficarum?
-Hay información que quiero saber, y que ningún vampiro me quiere dar.
-¿Y como encontraste a Milagros?
-Nos conocimos en un bar, yo no sabia que era caza vampiros ni ella que yo era una de sus presas.
-¿Cómo paso entonces?
-Yo le había pedido a Milagros que acabe con mi vida. Ella accedió. -Espera. ¿Le pediste que te mate?
-Si -Pensé que los vampiros son muy aferrados a su nueva vida.
-Si, pues…no todos somos iguales.
-Pero aun no entiendo, si ella estaba a punto de matarte ¿Por qué tu sigues con vida y ella se convirtió en una de los tuyos?
-Un vampiro del clan Tremeré llamado Degónius nos ataco junto con su bestia Blautsauger, dejando al borde de la muerte a Milagros. No quería que su final fuera así, ella vive por una sola razón.
-La venganza.
-Si, al fin y al cabo ustedes la entrenaron para que esa venganza se hiciera más fuerte ¿No?
-La entrenamos para que acabe con la maldad que este mundo tiene gracias a ustedes. Nunca quisimos que se volviera una vengadora.
-Bueno ya conteste a tus preguntas. Ahora me toca preguntar Rimara.
-¿Qué quieres preguntarme?
-Primero ¿Fuiste tu quien envió a Milagros a buscarme?
-Si, fui yo.
-Bien, ahora ¿Qué tienen contra los vampiros renacidos? Porque no solo es tu grupo quien nos quiere muertos, sino algunos vampiros también.
-Ustedes son los vampiros que resisten la luz del sol, esa habilidad les permite camuflarse entre los humanos. Nosotros como grupo de elite del Vaticano estamos en la obligación de eliminar el mal de este mundo, y ustedes están dentro de esa maldad.
-Bien, ya voy entendiendo tu manera tan estúpida de pensar. Bien tercera pregunta y ultima ¿Por qué nunca le mencionaste a Milagros la ubicación de Lucita?
-Esa información no la puedo revelar, es información secreta.
-¿Tan secreta como los renacidos? No me sorprende al fin y al cabo la iglesia siempre oculta lo que no le conviene. Son unos hipócritas.
Rimara cambio su semblante tranquilo a uno enojado.
-Bueno, esa es tu manera de pensar, no te puedo obligar a cambiar de parecer. Sin embargo, como ya te explique mi misión es acabar con seres como tu. No me queda otra opción de acabar con tu existencia.

El padre Rimara realizo un rápido movimiento de su brazo derecho desenfundando una minigatling, una ametralladora muy potente, incluso más potente que las mini UZI que los guardias del CSL portaban.

-Esta arma tiene el suficiente poder de ataque para destruir a decenas de vampiros, destruir a uno solo no será problema.

-Le prometí a Milagros que no mataría a sus compañeros, pero creo que tendré que romper esa promesa. Saque mi glaicus y la active. Su hoja salió a la velocidad de un parpadeo.
El acero brillaba pidiendo sangre.
-Bien padre, ataque.
-¡No tienes que decírmelo!-Grito el padre Rimara presionando el gatillo de su ametralladora Gatling.
Ciento de balas salieron de los múltiples cañones de la ametralladora. Empecé a correr para esquivar las balas, aunque mi velocidad era superior a la de cualquier bala dispara por algún arma, la cantidad de balas que arrojaba esa ametralladora era suficiente para despedazar a un vampiro, y si yo cometía un pequeño error al esquivar esas balas podría acabar muy mal.

-¡¿Qué pasa Vaynard!? ¡¿Solo sabes correr?!

La lluvia de balas no cesaba. Parecía que las municiones del padre eran interminables. Si seguía corriendo esquivando las balas de alguna manera u otra las municiones se acabarían. Así que eso hice. Pero cuando empecé a aumentar mi velocidad el tiroteo desenfrenado del padre Rimara ceso. Rápidamente el padre empezó el proceso de recarga.

-Bien-Pensé –Hora del contraataque.

Corrí a toda velocidad con mi glaicus en mano a atacar a Rimara. Si no lo atacaba el volvería a atacar y aunque sea un vampiro siempre es preferible neutralizar al enemigo antes que vuelva a atacar.

-¡Elemental de viento!-Mi hoja de mi glaicus fue rodeada por una energía transparente pequeña pero lo suficientemente potente como para empujar a una persona a cinco metros de distancia. La energía acumulada en mi glaicus la lancé directamente hacia Rimara. El padre se cubrió rápidamente con su minigatling. El protean elemental de viento era un ataque básico que aplicado a distancia solo causaba que el oponente salga disparado, pero si era usado a una distancia muy corta, como cuando lo use contra Karl en el Rebel Blood podría causar grandes daños.
Volví a lanzar el ataque haciendo que el padre cayera de espaldas,pero el poder del elemental de viento se estaba agotando, aunque Beckett me había enseñado a usarlo solo podía lanzar como máximo tres de esos ataques, necesitaba una gran energía para poder controlar el elemental de viento, y si me agotaba al cien por ciento pues me haría falta mas que la sangre de un humano para recuperarme.
Rimara se levanto y volvió a apuntarme con su ametralladora, al parecer ya había cargado su arma.
-¿Eso es todo?- Me dijo Rimara con tono sarcástico apretando el gatillo.
Las balas volvieron a salir a una velocidad increíble.
Esquive rápidamente la primera ráfaga. Las balas cayeron cerca a donde yo estaba.
-Tus balas no sirven Rimara.
-Eso es lo que crees-Me dijo con una sonrisa malévola.
-¡¿Qué?!

Una explosión se origino de cada uno de los orificios que los impactos de balas habían dejado. Di un gran salto para escapar de la explosión y aterrice en el la parte destruida del segundo piso.
-¿Balas explosivas? ¿Cómo?
Rimara puso su ametralladora en su hombro y me miro.
-¿Sorprendido? Apuesto a que si. Estas balas son de gran ayuda por que no solo son incendiarias sino también explosivas.
-Esas municiones deben valer mucho, asumo que el Vaticano desembolso un poco de dinero para obsequiártelas ¿No?
-Así es chupasangre, tengo una misión que cumplir y si es necesario armas como estas para cumplir con la misión pues el Vaticano con mucho gusto me las dará. Rimara empezó a reírse como un lunático.
-Ya veo…si que son de lo peor.
Mi comentario obligo a que el padre dejara de reírse.
-Bueno ya te di un descanso, ahora te volveré polvo.
Rimara disparo hacia todas las direcciones, las explosiones se dieron casi en simultaneo. Ahora si estaba en aprietos.



Milagros estaba en una habitación del segundo piso cuando escucho las explosiones.
-Espero que Vaynard este bien. A ver, según el mapa, ese bendito libro debería estar por aquí.

El cuarto donde estaba Milagros era un cuarto amplio de madera con una luz muy tenue. La habitación no tenía muchas cosas de lujo, solo una cama, un velador y muchos libros en los estantes. En el medio de la habitación había un tapete con el símbolo de la Sociedad de Leopoldo.
-Nunca había estado aquí.- Milagros reviso detenidamente la habitación con asombro. Estaba asombrada y a la vez emocionada, ningún miembro del nivel de Milagros había entrado a dicho lugar, y eso que el rango de Milagros no era nada bajo dentro de esa organización.
-Este mapa debe estar errado-Dijo Milagros frunciendo el ceño. –Según el mapa el libro esta justo donde yo estoy, ósea en el medio de esta habitación…pero…pero no hay nada aquí mas que este gran tapete…Un momento.

Siempre he dicho que la intuición femenina es un don excepcional, y este don es mas excepcional cuando la mujer se vuelve vampiro, claro no es algo que este científicamente comprobado en el mundo humano, pero esa noche Milagros reafirmo dicho pensamiento. Ella miro detenidamente el gran tapete, lentamente empezó a retroceder sin perder de vista el medio del tapete.
-Te encontré.
Milagros corrió nuevamente hacia el centro del tapete, había encontrado un desnivel en la habitación, dicho desnivel estaba cubierto por el tapete del símbolo de la SL. Se apresuro a remover la cubierta y encontró una compuerta de madera.
-Vaya…una compuerta…quizá Vaynard no miente y en verdad la Sociedad tiene un grado de locura preocupante.- Milagros sacudió de un lado a otro su cabeza para que otro pensamiento ajeno a su misión no entrara en ella.
–Bien entonces el libro debe estar abajo. La compuerta que Milagros había encontrado llevaba a un almacén de no mas de treinta metros cuadrados. En dicho almacén había varios libros como para llenar un sector de la biblioteca nacional y al finalizar un ordenador encendido.
-¿Un ordenador? Que raro que no se haya apagado con las explosiones. En fin a indagar. Milagros era una experta en penetrar pequeñas bases de vampiros en ciudades pequeñas, incluso la SL la entreno en el arte del espionaje y el robo de información, era algo irónico que uno de sus mejores de la SL se pusiera en su contra solo por obtener información, al final nadie sabe para quien trabaja.

-A ver…a ver…listado de misiones, aja, si, ciudades, listo, Cancún, aja, si recuerdo esa misión, quedaron algunos con vida, que mas tenemos aquí, a ver…Renacidos, ciudades, Lima,…-Milagros estaba revisando un listado de información que la SL había recopilado de cada una de las misiones que había tenido. -Que mas tenemos…vampiros, objetivos peligrosos, Vaynard V. ¿V? ¿Por que será V?, si lo conocieran no es tan peligroso, a ver que mas, Marcus Holmes, no lo conosco, siguiente, Beckett ¿Beckett? Mmm...No lo conosco.
Milagros paro su búsqueda por un momento y se quedo mirando fijamente la pantalla del ordenador. Su mirada mostró nostalgia y furia.
-Nombre: Lucita, o Lucia de Aragón. Clan: Lasombra. Se le acusa por el asesinato de varios humanos y miembros de la Sociedad de Leopoldo. Sus últimas apariciones en Latinoamérica fueron entre los años 1999 y 2001, año en que asesinaron a la familia Grace Santos. Mas debajo de la descripción se mostraba una foto de la familia de Milagros, Sofía, Antonio y al medio la pequeña Milagros.
-Papá…Mamá…no saben cuanta falta me hacen.-Lagrimas de sangre bajaron por las mejillas de Milagros. Milagros seguía buscando información, no había tiempo para llorar por los muertos, ya habría oportunidad para eso.
-¿Donde estará toda la información que necesito saber…? Espera…dentro de este ordenador esta toda la información. No me puedo llevar el ordenador… ¿O si? Milagros busco el nombre del ordenador. Se quedo en shock por unos segundos al descubrí el nombre de la maquina.
-Corpus Maleficarum, el disco duro se llama Corpus Maleficarum. Lo encontré… ¡Lo encontré!
La ex – agente de la SL empezó a desamblar el ordenador, saco el disco duro y luego se dirigio a la salida de dicho almacén.
-Listo, ya tengo la información, ahora a rescatar a Vaynard.


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