miércoles, 17 de febrero de 2010

Milagros Grace: La vengadora

Corría el año de 1992 cuando Milagros Grace tenía 4 años. Ella es la hija de lo que fue el matrimonio Grace Santos, una pareja joven limeña, muy enamorada y con ganas de surgir por su bienestar y el de su pequeña hija.

Cuando Milagros cumplió los 4 años de edad recibió la noticia que su padre, el buen señor Antonio Grace, partiría rumbo a España por asuntos laborales. La pequeña Milagros no pudo contener el llanto aquel día, pero su madre la calmo diciéndole que su padre se iba para buscar un futuro mejor para ella.

Pero algo no dejaba tranquila a la pequeña Milagros Grace, algo le decía que su padre no volvería o si volvía quizá seria con otra familia. Para tener 4 años Milagros era muy despierta y muy madura, tanto que sabia la realidad de los amores de lejos.

Pero por más suplicas y lagrimas que derramo no pudo evitar el destino de su padre.

El señor Antonio Grace era una persona muy correcta y quería mucho a su familia. Cada semana el se comunicaba con su familia para ver como estaba su amada esposa y su adorada hija. Las llamadas internacionales en ese entonces eran muy caras pero al señor Grace no le importaba con tal de escuchar las voces de sus dos amores.

Fueron varias navidades que Milagros paso sin su padre, para ser exacto fueron como seis. Imagínense navidades incompletas, felicidades a medias, risas huecas para esconder el dolor que ella y su madre sentían por la ausencia del señor de la casa.

Pero los días de tristeza acabaron cuando Milagros llego un día de la escuela.

-“¿Qué? ¿De veras? No lo puedo creer…”-La voz de la señora Sofía Santos de Grace provenía desde la cocina del departamento donde ella y Milagros vivían.

Milagros fue hacia la cocina a ver por que su madre sonaba tan emocionada.

-¿Mamá? ¿Quién es?
-Es tu padre, quiere hablar contigo-Le dijo Sofía a su hija.
-Aló papá, ¿Cómo estas?
-“Hola hijita, bien estoy bien.”-La voz del señor Grace sonaba alegre-“Adivina”
-Pá, tu sabes que no me gustan las adivinanzas ni las cosas incompletas ¿Qué te paso?
-“Vuelvo la próxima semana a Lima”
-¡¿En serio?!-Milagros no lo podía creer
-“Si, ya estaremos juntos de nuevo y seremos una familia otra vez”

Milagros y su mamá lloraron de felicidad, era lo que ambas habían soñado durante años, volver a ser la familia feliz que era antes del viaje de Antonio. Esa noche madre e hija celebraron como nunca antes habían celebrado algo. Estaban más que felices, y no era para menos.

El vuelo del señor Antonio Grace llego un 25 de Mayo de 1999, justo el cumpleaños de Milagros, que mejor regalo para sus 11 años de edad que volver a ver su padre. Milagros fue al aeropuerto con su madre a recoger a su papá.

Cuando lo vieron, ambas corrieron hacia el, lo abrazaron, lo besaron, fue un reencuentro bastante emotivo.

-¿Y que tal el viaje cariño?
-Bien, saque mucho dinero, lo suficiente para vivir bien durante 10 años, así que vamos a invertirlo correctamente.
-¿Y como es España?-Le pregunto Milagros
-Es un lugar hermoso, con mucha cultura, claro que la vida es muy cara.
-¿Y las mujeres?-Le bromeo su esposa.
-Mentiría si digo que son feas. Las españolas en su mayoría son muy atractivas. Eso me hace acordar…
-¿Qué cosa papá?
-Hoy en la noche llega una amiga que conocí en España. Se llama Lucita pero allá en Madrid le dicen Lucía.
-¿Lucita? ¿Qué edad tiene papá?
-Parece una chica de 20 años, aunque no se realmente su edad. Te llevaras bien con ella.
-Si, ya quiero conocerla-Le respondió Milagros a su padre con una sonrisa.


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Las cuchillas de Milagros rozaron mi cuello, si no hubiera sido por mis buenos reflejos ese golpe hubiera sido el final para mi.

-Maldito vampiro, quédate quieto
-Si me quedo quieto me mataras, además yo no tengo que ver nada con Lucita.
-¡No menciones a esa perra!-Me grito Milagros tratando de aplicarme una estocada
-¿Pero que te hizo Lucita?-Le pregunte bloqueando la estocada con mi glaicus.
-¡Ya te dije que no la menciones!

Shogo se cansó de estar a la defensiva y empezó a atacarla. Pero sus ataques eran bloqueados por Milagros. Estaba muy bien entrenada.

-Shogo no te metas en esto.
-Pero Vaynard, ella quiere matarnos, la tengo que detener-Me dijo Shogo mientras asestaba golpes de glaicus contra Milagros.
-¡Te he dicho que pares!-Le grite.

Shogo paro su ataque y retrocedió.

-¿Pero que te pasa?
-Nada, es que…
-¿Qué cosa?
-Note que su odio no es contra “todos” los vampiros
-¿Qué?
-Esa vampiresa, Lucita, algo le debe haber hecho a Milagros, algo muy malo. Y no lo averiguare si te quedas aquí.
-¿Quieres que me vaya? Vaynard, esa chica puede matarte.
-Lo se, pero es un riesgo que tengo que correr. Ahora vete, de seguro que Stephanie y los demás están persiguiendo a Degónius.
-¿Pero…?
-¡Solo vete!-Le dije a Shogo.

Shogo no discutió más y se retiro del lugar dejándome a Milagros y a mí a solas.

-Eres muy valiente, o muy idiota para decidir enfrentarme solo.
-No quiero pelear, solo quiero saber que paso con Lucita. Yo no tengo que ver nada con ella, pero quisiera saber el por que tu…
-¿El por que odio a los vampiros?
-Si, eso

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El mismo 25 de Mayo en la noche llego Lucita. La señora de Grace y Milagros se quedaron admiradas de la belleza de Lucita.

Era alta y esbelta, con piel olivácea y cabello negro. Aparentaba la edad de una joven de 20 años. Usaba un vestido morado con adornos negros. Sus ojos mostraban mucha vitalidad y una confianza grande.

Todo el aeropuerto se quedo paralizado por la belleza de la madrileña que acababa de pisar suelo limeño.

-¡Aquí Lucita!- El señor Grace agito su brazo y gritó para llamar la atención de Lucita.

Lucita fue hacia donde estaba la familia Grace Santos.

-Hola Antonio, que buena bienvenida
-Gracias, me alegro que vinieras
-Y vosotras son su esposa e hija ¿cierto?-Lucita se dirigió a las dos mujeres.

Milagros estaba impresionada con la belleza de aquella dama extranjera. No había belleza tal como la de Lucita. Una tez suave, como si hubiera sido esculpida en mármol por el mismo Miguel Ángel.

-Hola, yo soy Milagros, mucho gusto.
-Hola Milagros, tu padre habla mucho de ti.
-¿En serio?
-Si, tu padre te quiere mucho-Le dijo Lucita a Milagros con un acento español muy hermoso.

Los días pasaron, luego los meses y luego dos años. Todos habían cambiado un poco excepto Lucita que mantenía su mismo rostro sin cansancio, sin arrugas, sin errores. Un rostro y cuerpo perfecto que robaba los corazones de cada hombre que la miraba, y el señor Grace no fue la excepción.
El señor Grace, aquel padre dedicado y esposo amoroso cambio su actitud. Se volvió más frío, cortante, ya no demostraba la alegría que lo caracterizaba y siempre llegaba tarde y cansado, como si algo o alguien le estuviese absorbiendo la vitalidad.

Milagros noto el cambio de su padre muy rápido. Siempre había discusiones en casa por cualquier cosa. El señor Grace siempre paraba irritado, excepto cuando hablaba de su querida amiga Lucita.

El hablar de Lucita llego a ser muy incomodo para Milagros y su madre.

Las discusiones no paraban. Todas las noches eran pleitos y más pleitos, hasta que un día sucedió lo inevitable.

-¡Quiero el divorcio!-Sofía se había artado de la relación que últimamente llevaba con su esposo.
-¡Bien! ¡¿Eso quieres?! ¡Pues eso tendrás!
-No se que te paso…Desde que esa mujer Lucita vino a Lima tu cambiaste.
-No metas a Lucita en esto.
-¿Por qué no? Ese es mi punto de vista.
-Lucita no tiene nada que ver en esta relación, que por cierto ya esta arruinada.
-¡No te quiero volver a ver!-Le grito Sofía a Antonio con lagrimas en los ojos.

Antonio salio enojado de la casa. Sofía se quedo llorando en el sofá.
Milagros había presenciado todo eso desde su habitación. En su cabeza solo había una idea: La culpable de la destrucción de la relación de sus padres era Lucita, no había duda alguna.

Así que un día Milagros fue a buscar a su padre al departamento donde el se había ido a vivir. Ella estaba segura que podía arreglar la relación de sus padres, solo seria cuestión de convencer a Antonio que deje de ver a Lucita, o mudarse lejos, hacer una nueva vida los tres juntos.

Pero lo que Milagros vio al llegar al departamento de su padre fue lo peor que le pudo haber pasado.

En el piso estaba el cuerpo de su madre, la señora Sofía, inerte. Y en el sofá estaba Antonio abrazando a Lucita. Claro que la expresión del padre de Milagros no mostraba nada, no había ningún signo de emoción en su mirada.

Lucita por su parte estaba besando el cuello de Antonio. Pero aquel beso que Lucita daba a Antonio no era simplemente un beso. Lucita estaba ingiriendo la sangre del padre de Milagros.

-¡Mamá! ¡Papá!-Milagros salio del shock en el que había caído al ver la escena.

Lucita dejo de succionar la sangre de Antonio y miro a la asustada Milagros.

-Tu madre vino a hablar con tu padre, pero nos encontró a ambos besándonos. La pobre no aguanto la ira que la invadía y decidió atacarme…Que humana para mas gilipollas.-Le dijo Lucita a Milagros entre risas.
-¿Qué eres?
-Yo, mi querida amiguita, soy una vampiresa. Y debo decir que la sangre de tus padres es una de las mejores que he tomado.
-¿Por que…?-Milagros se preguntaba en voz alta entre sollozos.
-Querida, no es tu culpa, tu padre se enamoro perdidamente de mí, y decidió darme todo a cambio de mi amor, incluso su sangre.

Los ojos de Milagros cambiaron de penosos a furiosos.

-¡Te matare! ¡Te matare!-Milagros corrió hacia la mesa y cogió un cuchillo.
-¿Tu? ¿Matarme?

Milagros corrió hacia Lucita tratando de clavar el cuchillo en el pecho de la vampiresa. Pero Lucita era mas rápida que ella y pudo detener el ataque de Milagros con una sola mano.
Lucita le arrebato el cuchillo a Milagros y la levanto con un solo brazo del cuello.

-Mira niña, como te dije en un momento la sangre de tus padres estuvo deliciosa, pero de seguro tu sangre debe ser mejor, la mezcla de ambos.
-¡Suéltame!
-Te dejare vivir, hasta que crezcas un poco, de seguro la sangre de los humanos son como los vinos, mientras mas se añejen, debe ser mejor, tu eres muy joven, casi una niña, cuando seas mayor y aun quieras asesinarme búscame. Si tu pierdes tu sangre será mía ¿Entendido?

Milagros trataba de escapar de las garras de la asesina de sus padres, pero por mas esfuerzo que hacia no lograba su objetivo.

Lo último que recuerda Milagros de aquel día tan horrible fue que apareció echada en una cama. Las paredes de su alrededor estaban decoradas con figuras religiosas y en el techo de esa habitación había un símbolo de una cruz que terminaba en punta, como si fuera una espada. Era el símbolo de la Sociedad de Leopoldo, aquella sociedad que la acogió cuando Milagros estaba desamparada, que la entreno, cuido y alimento el odio hacia los hijos de Caín, los Vampiros.

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-Mato a mi familia
-¿Lucita?
-Si, es una asesina. Ella y yo tenemos un pacto. Me entrene para acabar con ella.
-Pero ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
-La sociedad de Leopoldo teme que hayan más vampiros como tu, los que denominan renacidos. La misión de la sociedad ahora es acabar con todos los renacidos que encuentre. Pero quizá tengas amigos que conozcan a Lucita.
-No lo creo
-Entonces no me eres útil, ningún vampiro lo es. Te matare y luego seguirá Lucita.

Estaba a punto de amanecer.
-¡Genial!- Pensé –Otra noche perdida.

Si no actuaba rápido pues Milagros acabaría conmigo, ya que de día mis poderes se neutralizan quedando tan indefenso como un humano.

-Adiós Vaynard

Milagros corrió apuntando sus cuchillas hacia mi corazón.


Vaynard



Blogalaxia

2 comentarios:

Keity dijo...

guaoo¡¡¡ espero ansiosa el proximo capitulo¡¡¡

sabs yo cumpli 15 el mismo dia ke publicasts este capitulo¡¡...

sigue así¡¡¡

Grace dijo...

Esta super InTeReSantE Y me ENcaNtO lA Historia ademas es superentretenida !!!!! y no hay posibilidad de un romance entre Grace y Vaynard ??????